30 noviembre 2009

Rectángulos de sol

A la gente que siempre estamos como el tiempo nos está vedada la residencia prolongada en países lluviosos, nos moriríamos del asco. O lo que es peor, terminaríamos acostumbrándonos.

No me gusta llevar paraguas por la misma razón por la que alguien con una leve cojera evita usar una muletas, renuncio a la comodidad del accesorio a cambio de ahorrarme el tenerlo de constante recordatorio. Y no es que no disfrute de la lluvia. Es sólo que si pasan muchos días sin un claro, una urgencia mal domesticada se me mete en los zapatos, necesito salir a la calle y buscar en el suelo rectángulos de sol para poder pisarlos.

26 noviembre 2009

Muerto el soporte

Muerto el soporte, el formato ganará a la memoria por goleada en precisión de detalles y calidad de color. Y es probable que también gane a la realidad.
Creo que los de mi quinta recordamos en marrón y naranja y con planos entrecortados e inconexos porque así eran los álbumes y las películas familiares de cuando eramos críos; fotos de tonos terrosos con cantos redondeados, tiempo de cinexines y de superochos.
Los críos que crien los críos de ahora capturarán y compartirán en la red recuerdos en alta definición, con sonido cuadrafónico y envolvente. Será más fácil constatar que antes era todo más sencillo, que el tiempo no estaba tan loco, que las cosas eran más baratas y que las horas eran más largas. Será mayor el contraste y también la decepción.
Estamos acunando una futura y preparadísima generación de nostálgicos compulsivos e insatisfechos. Más o menos como la de ahora, pero con más y mejores pruebas documentales. Y con más nivel adquisitivo, eso seguro.

16 noviembre 2009

Pista

Te juro que lo intenté. Estudiar lo que aprobaba con facilidad, y no lo que me gustaba. Corresponder a quien me quería bien y no a quien me hacía encanecer.
Pero las cosas no siempre funcionan así, al menos no para todos, y seguro que no para mí. Es la suerte de los que podemos acelerar pero no sabemos cambiar de carril.

14 noviembre 2009

Retórica nocturna número un millón

¿Y si las cosas no saben o huelen como debieran?¿ Y si alguien te decepciona hasta el punto en el que piensas que no es culpa suya, si no de tí mismo y de de tus expectativas torcidas?¿Qué haces, entonces?¿A quien protestas?¿Hay árboles suficientes para tantas hojas de reclamaciones desahuciadas?

04 noviembre 2009

π

Muchos matemáticos adoran los problemas irresolubles, o quedan hipnotizados por lo caótico e infinitamente impredecible de la secuencia de los decimales de algunos números.
A mí me pasa algo parecido, pero con las personas.
Creo que eso es lo más cerca que voy a estar nunca de ser un matemático.

16 octubre 2009

Reinvención

Me reinvento a base de buenos propósitos difíciles de cumplir unas trescientas sesenta y seis veces al año.
Hay días en los que se me despereza el perro, no estoy por la labor de hacerlo y luego, obviamente, se me amontona la faena y tengo que apretar para cumplir la cuota.
Es duro querer ser una persona diametralmente distinta dos o más veces al día.

06 octubre 2009

Quien calla otorga

Esta tarde mientras trabajaba en mi estudio han entrado en mi terraza tres tíos vestidos con chándal y esas riñoneras que ya sólo llevan los turistas del este y los policías de paisano.
Tras identificarse con sus correspondientes placas y preguntarme si la terraza era comunitaria -supongo que para evitarse invadir una propiedad privada- me han pedido que les dejara estar allí un rato. Les he dicho que sin problemas y me he reprimido las ganas de ofrecerles un martini a ver qué me respondían. Los chavales, majos pero un poco sosos, no me han aceptado ni un vaso de agua.
Se han puesto observar atentamente la calle, parapetados. Anotaban matrículas y descripciones, identificando a los reyezuelos efímeros del menudeo de costo de mi barrio, y también tomándoles fotos y lo cantaban todo por sus walkies a sus compinches uniformados.
Después de tres cuartos de hora de alfatangobravo se han levantado, me han dado las gracias y se han largado.
He salido a la terraza y atardecía ya de largo. Algunas gaviotas de costumbres migratorias un poquito urbanizadas volvían cruzando el cielo de su cotidiano atracón en el vertedero de un pueblo cercano. Me he preguntado si aún se acordarán de pescar, quizás su generación vivió siempre de basura y nunca lo necesitaron.
La incursión policial sido tan surrealista y había dejado tan poco rastro que al cabo de dos minutos he pensado que quizás me la había imaginado. Estaba ya casi convencido de eso cuando dos coches patrulla han entrado con las luces girando al cruce de abajo y han comenzado a pedir documentaciones a mansalva.
A treinta metros por encima de mi cabeza he escuchado un graznido que parecía expresar cansancio, hartazgo y ganas de llegar a la playa para descansar un rato las alas. Las diez o quince compañeras que compartían formación han callado, no sé si por darle la razón o por puro cansancio.

29 septiembre 2009

Tanto y tan seguido

Llueve tanto y tan seguido que más que tamborilear parece que cantan las gotas sobre las tejas una sola nota sostenida.
Llueve tanto y tan seguido que el suelo se tapa con mantas de agua y los desagües sobrepasados dibujan espirales en la superficie, indicando el lugar donde antes estaban. Llueve tanto y tan seguido que el coro de diminutas explosiones, ondas y burbujas que tapiza el suelo de la terraza suena más alto que mis pensamientos.
Y agradezco ser relegado al rol de simple testigo de algo tan grande y tan pequeño, tan cotidiano y tan hermoso que merece la pena dejarle un hueco y perder el tiempo dejando de ser yo por un rato.

21 septiembre 2009

Este sueño no es mío

"Es usted imbécil", me dice el doctor en mi sueño. Lo ha hecho tras auscultarme y mirarme la garganta, lo cual me hace pensar que más que una apreciación personal se trata de un diagnóstico.
Me pregunto si sacando la lengua y diciendo "aaah" como un buen paciente podré mejorar su opinión, pero él ya se ha girado y garabatea algo en su escritorio.
Cuando me extiende la receta invitándome a salir de su consulta miro el papel y compruebo que no hay nada.

Este sueño no es mío. Ni es de nadie, porque me lo he inventado. No puedo escribir los sueños porque rara vez los recuerdo. Y cuando rescato un trozo estando en duermevela, suele ser algo tan absurdo repetitivo e irrelevante que tiendo a pensar que mi cabeza también echa el cierre cuando yo duermo, contradiciendo las tesis de todos los neurólogos y expertos en el tema.

Uno no elige lo que sueña, y me parece bien, porque ya somos suficientemente presos de nuestras decisiones cuando estamos despiertos. Pero el sindicato del turno de día en ocasiones protesta. Les gustaría saber algo, obtener alguna muestra, de lo que se cuece en la fábrica cuando bajan las persianas.

05 septiembre 2009

Esquivando la ocasión

Los viernes de plenilunio han sido desde siempre la mejor coartada del lobo que me habita a ratos para darme dentelladas de esas que no duelen hasta que llega la mañana.
Esta noche he vuelto a casa esquivando la ocasión, haciendo oídos sordos a la música de las risas y a alguna que otra ocasión puñetera e inesperada de esas a las que otro día lamentas haber dicho que no.
He escalado hasta mi guarida a tender la pobre colada que me esperaba, tiritando y resignada.
En medio de la terraza, bañado en una luz tan blanca y uniforme que parecía pintada sobre todas y cada una de las cosas, he notado como cambiaba la dirección del viento y el ambiente refrescaba, y se me ha erizado el vello. Las nubes cruzaban el cielo a toda velocidad, como con prisa por llegar a algún lado antes de la mañana.
Velando el sueño de media ciudad y escuchando el desvelo alocado y lejano de la otra mitad, me he sentido despierto y atento una manera plena y absoluta, una lucidez atípica, impropia de mañanas, de despertadores, de duchas o desayunos.

27 agosto 2009

Zigzag

Cuando al grito de sálvense quien pueda los miedos saltan por la borda y quedas tú sólo presidiendo el naufragio. Y compruebas que el casco ahora aligerado flota mucho mejor de lo esperado.
Cuando después de mil renuncias a tu yo desmantelado le queda tan poco que perder que realmente ya no puede pasarle nada malo.
Son esos puntos de inflexión los que te hacen sentir en el ojo de la aguja que zigzaguea remendando las costuras rotas de tus días.

21 agosto 2009

Vengo del futuro

Vengo del futuro. Y es maravilloso y terrible a un tiempo. La gente se mueve cada vez más rápido y sin embargo cada vez tiene menos tiempo para estar quieta.

16 agosto 2009

Justicia poética

Me voy, me llaman. No me malinterpreten, no me llama un quién, me llama un dónde, y será sólo por unos días. Espero que a mi vuelta los cientos de dudas que dejo en la puerta aparezcan resueltas.
Mucho me temo que algunas de ellas se colarán en la maleta y me harán compañía en el viaje. Pienso dar tantos tumbos y quiebros que espero dejarlas aturdidas, que despierten deslumbradas cuando abra la cremallera, sin saber donde están y a donde van. Tenerlas por un rato en ese mismo y puñetero estado en el que paso yo la mayor parte de mi tiempo supondrá mi pequeña venganza, mi personal acto de justicia poética.

14 agosto 2009

Crítico itinerante

Durante más de siete décadas, la Guía del Trampolín ha sido un referente para todo aficionado al encaramamiento y posterior salto desde un lugar elevado.
Ser crítico de la Guía del Trampolín es un empleo muy bien remunerado, si bien requiere una vida de discreción, sacrificio y continuos desplazamientos para catar cualquier plataforma, escalerilla o risco del territorio nacional.
Los propietarios de hoteles y piscinas privadas suspiran por conocer la identidad de ese anónimo visitante que, de forma inadvertida, visita sus locales y se marcha tras darse un breve pero impecable chapuzón. Del veredicto de este discreto y silencioso personaje dependerá el éxito su negocio la próxima temporada.
Pero el crítico de la Guía del Trampolín no conoce la diversión, ni los largos baños ni estancias prolongadas. En su maletín tan sólo hay un bloc de notas, un par de billetes de avión y un gorro de baño cuidadosamente doblado.

06 agosto 2009

Burn the script

Seguro que nadie te previno del perverso ritmo que imponen el calendario laboral y el mes de vacaciones. Probablemente nadie te avisó de que tu organismo, habituado a metabolizar finas rodajas diarias de tu propia vida, podría colapsar ante el reto de procesarla con un cien por cien de pureza, veinticuatro horas al día.
Tal vez debiste ser menos tú mismo durante un tiempo para irte habituando al cambio.

No ha sido ese mi caso. En cualquier caso podría haber sido peor, gracias a un par de almas buenas que han amortiguado mi impacto.
Pero me asombra pensar lo intensos que han resultado unos días que en principio debían haber sido tediosos y relajados. A la mierda el guión, cuando no es creíble es mejor improvisarlo.
Menos mal que de días aún me quedan unos cuantos. Es una suerte que el coste de mi tiempo últimamente ande terriblemente devaluado.

05 agosto 2009

El abrazo desintegrado

La gente que piensa que las relaciones humanas son inevitablemente un campo de minas suele ser la que termina por detonar el suelo bajo tus pies dejando un cráter en tu recuerdo. Puedes ir tras ellos y desaparecer en un abrazo desintegrado o quererlos desde lejos y esperar a que el sol y las lluvias terminen deteriorando la composición del explosivo enterrado.
Aun así nada cambia el juego, tan sólo el click de la carga no detonada, recordándote que aunque lo hayas contado, ahí tampoco deberías haber pisado.

01 agosto 2009

Que decida tu tripa

Uno rara vez es culpable de las decisiones que no toma.
Por eso de vez en cuando dejo que decida mi tripa. Ella sabe tan poco y olvida tan pronto que rara vez se equivoca. Con eso, unos amigos y una toalla suele ser suficiente. Al menos en estas épocas del año.

27 julio 2009

Nuevos suelos

Alguien que siempre necesita ocupar todo el camino me ha empujado a un lado, haciéndome rodar por el terraplén hasta despeñarme.
Ahora que pierdo pie y vuelo en caída libre disfruto más del paisaje y me cunden más los segundos. Reprimo las ganas de agradecerle el no haber sabido andar a mi lado, porque queda ya muy atrás de mi vuelo. No sé si planeo o caigo en picado. Sólo sé que no le envidio.

15 julio 2009

Perfect match

En los años ochenta los primeros servicios de citas por ordenador auguraban el inicio de una nueva era en las relaciones humanas.
En la era de los labios de neón y las corbatas estrechas, poderosas computadoras cotejarían todos los parámetros de nuestra personalidad asegurando que nuestra futura pareja compartiera nuestras aficiones, expectativas y , porqué no, también nuestras neuras más íntimas.
Da igual que nos gustara pasear por la playa, ver por la tele torneos de golf a las cinco de la mañana, desayunar tostadas de mallorquina con zumo de naranja, o practicar el sexo disfrazados de oso de peluche. El infalible computador siempre contraría nuestra media naranja en algún lugar del mundo.

El caso es que la idea murió de inanición sin que apenas nadie se diera cuenta.
Tal vez porque las sutilezas de la naturaleza humana son demasiado escurridizas para ser atrapadas en los campos de una base de datos.
O tal vez hubo un error de base en el procedimiento porque tenemos la manía de describirnos como nos gustaría ser más que como realmente somos y eso vició la calidad de los datos.
O quizás porque la idea de compartir nuestra vida con alguien totalmente análogo y complementario a nosotros resulta aterradoramente aburrida, y los músculos que animan nuestro pecho a veces nos piden esfuerzo, esprintar, cansarse. Y en ocasiones hasta añoran secretamente las agujetas.

Los ingenieros del software, siempre pragmáticos, fueron pronto conscientes de su error y reutilizaron el código para fines menos ambiciosos.
Es por esos que hoy a veces el programita con el que escuchamos música en el trabajo nos recomienda grupos que tal vez nos puedan gustar, basados en los que ya escuchamos.
Yo creo que el sistema actual funciona tan mal como el de antaño, pero supongo que en este nuevo ámbito los errores de compatibilidad se pagan un poco menos caros.

10 julio 2009

Invasión

Después de un par de años en que parecía dormida la Música se ha despertado y ha comenzado a inundarlo todo, atacando por todos los frentes al mismo tiempo.
Las secuencias de bocinas de los atascos me esbozan estribillos. Los motores de los camiones de basura y el zumbido nocturno de mi nevera susurran a dúo ritmos nunca intentados.
Durante unas semanas he intentado contenerlo y probar con la rutina de antes, pero la rutina de antes se ha desintegrado y hace días que al caminar piso los trozos de su cascarón resquebrajado. Me descubrí difrutando del ruido de los fragmentos al romperse bajo mis piés.
Cuando pensaba que mi problema no tenía solución y tendría que exiliarme a algún sitio donde no pudiera molestar o no tuviera que disimularlo, decidí darme por vencido y aceptar la invasión.
Desde entonces todo ha ido mucho, mucho mejor.

07 julio 2009

Dictaduda

Aunque las generalizaciones de género me suelen impacientar, últimamente noto que muchos hombres de mi quinta vivimos en una dictaduda. Sometidos al yugo totalitario de un puñado de quizases, lo mismo escapamos del cálido lecho conyugal para conseguir capturar por primera vez a un unicornio vivo, que cerramos a cal y canto las habitaciones más luminosas de nuestra casa por miedo a que el sol termine estropeando la pintura de las paredes y nos toque repintar.
Tal vez sea la edad, el calor, o el exceso de azúcar en la dieta. No tengo ni idea, esta vez no es una de esas en las que aparento tener respuestas.
Lo único que espero que noten es que me incluyo humildemente en el grupo.
Tampoco es de extrañar: llegados a este punto, un servidor ve la paja en el ojo ajeno, la viga en el propio y hasta esquiva con reflejos felinos excrementos de estornino cuando camina por las mañanas adormilado hacia el trabajo.

23 junio 2009

Palabras relacionadas

Esta mañana un par de palabras audaces que debería haber dicho en su momento pero que callé para mis adentros asomaron furtivas de mi cabeza. Tras mirar a ambos lados, descendieron rapelando ágilmente por mi pechera y alcanzaron el suelo usando los camales de mi pantalón como tobogán, sin darme apenas tiempo de reaccionar.
Sorprendido y algo cabreado ante tal acto de rebeldía -a fín de cuentas eran palabras mías- las he perseguido por el pasillo, intentando esquivar el mobiliario que ellas sorteaban fácilmente pasando por debajo.
Las muy condenadas eran rápidas y escurridizas. En un momento dado he tenido la ocasión de pillar a una con la suela de la zapatilla, pero me ha dado miedo acabar con ella en el intento y no poder volverla a usar nunca más en caso de recuperarla.
Al final han encontrado una rejilla de ventilación y se han aupado apoyandose la una en la otra. He de admitir que hacían buen equipo, debían ser palabras muy relacionadas.
El problema es que ya no puedo recordar cuales eran porque ya no las tengo en mi cabeza. Lo malo de las palabras audaces es que siempre acaban escapando.

15 junio 2009

Transiciones fallidas

Nunca me ha costado estar dormido, ni tampoco permanecer despierto.
Pero son muy torpe y lento en el paso de un estado al otro.
Es un fracaso que preside mis mañanas de entre semana, y que sobre todo gobierna en mis madrugadas.

11 junio 2009

Día de perros

Tal vez dios creó el mundo en siete días, pero a mí me ha llevado sólo dos segundos mandar su obra a paseo y meterme en la cama con la esperanza de que esta noche el de arriba se ponga las pilas y subsane algunas imperfecciones para mañana.

08 junio 2009

Consejos de mantenimiento

Leí que la madera de una buena guitarra no sufre demasiado con el frío, ni con el calor. Si están bien construidas se adaptan con facilidad. Y el tiempo no hace más que mejorarlas, siempre que les dediques algo de atención y la hagas sonar con asiduidad.
Lo que puede dañar una guitarra son los cambios de humedad, y que antes estos las piezas de distintas maderas que la componen crezcan y se encojan a distintos ritmos y se creen tensiones ocultas tras la tapa que un día sin que lo esperes la quiebren por dentro. Días como hoy estos consejos de mantenimiento de instrumentos se me antojan un pequeño tratado sobre la condición humana, sobre la que tal vez hay un montón más de literatura, pero pocas veces está tan bien explicada.

03 junio 2009

Bright future in sales

La gente que nunca compra lo que les intentan vender rara vez se hace rica porque termina dejándose los cuartos en quimeras volátiles, ágapes y cachivaches que para la mayoría de la gente no tienen ningún sentido ni utilidad.
Lo cual no es bueno ni necesariamente malo. En cualquiera de los dos bandos se sufre de la incomprensión del otro, si bien en uno de ellos suele haber más gente diciéndote que lo tuyo es normal.

A mí me suele caer bien la gente que nunca compra lo que les intentan vender, tal vez sea por simples ganas de fastidiar al sector de la población que disfruta vendiendo cosas a sus semejantes. Me pone nervioso cuando me sonríen a quemarropa sin conocerme, me miran fijamente y me dan la mano de una manera enérgica, insistente y totalmente innecesaria.

31 mayo 2009

Parabólica

Salí el viernes del trabajo enojado con el mundo y le dí una formidable patada en el culo a mi yo-laboral, con un empuje y ángulo perfectamente calculados para conseguir que saliera disparado hacia el cielo, quedara orbitando el planeta durante dos días, que no volviera a la tierra hasta el lunes por la mañana.
Hoy es domingo, y según se acerca la hora de reentrada me preocupa que mañana, cuando llegue el final de su trayectoria parabólica, me acabe cayendo encima al entrar al trabajo y convirtamos la oficina en un cráter humeante.

21 mayo 2009

On the move

De mudanzas nunca he sabido nada y en unos pocos años me he vuelto un experto.
Hay muchas formas de dejar una casa. De todos los tipos de traslado, los escuetos y progresivos se han convertido en mi especialidad, la tendencia natural de quien no tiene coche y sí una lista de amigos a los que ha recurrido en demasiadas ocasiones.
Así que poco a poco y aprovechando viajes casuales, va uno desmantelando el sitio donde vive hasta dejarlo en unas mudas de ropa y un cepillo de dientes.

Los últimos días en la casa de la que te vas es una historia de inanición programada de despensas y nevera, pero también de minúsculas despedidas.
Te despides del rombo de sol ondulado que aparece por las mañanas en las cortinas del baño, de los ruidos de las vecinas y hasta de los olores de los armarios.
Y da igual que te vayas de una húmeda ratonera al Taj Mahal, rara vez lo haces plenamente convencido. Es como si el lugar supiera que algo peligra y en un intento desesperado recuperara todos sus encantos.

A eso ayudan sin duda los fantasmas de los ratos pasados, de los buenos e inesperadamente también de los malos. No hay nada mejor exorcismo para la memoria que vaciar los sitios vividos. Desempolvar el escenario de cenas desayunos risas y discusiones supone una catársis que curiosamente sabe más de perdón que de olvido.
Tal vez los malos recuerdos desprovistos del lugar donde habitaron se saben más inofensivos y se meten mansos en las cajas, entre tres o cuatro libros y ese montoncito de cajas de cedé vacías que no tiras y acabas llevándote a todos lados porque te gustan las portadas.

17 mayo 2009

Factory

Hoy he tomado en una terraza frente una iglesia un café con hielo y dos cañas.
En el tiempo que he estado sentado ha llegado mucha gente muy arreglada. Y luego un Jaguar negro, engalanado. Ha salido la novia con vestido de raso blanco y ha entrado. El resto de la gente ha entrado también. Al rato han salido y han sonado las campanas. Han tirado arroz y el Jaguar con los novios ha salido pitando. Se han dispersado, pero ha veido más gente, y luego un Rolls Royce color nácar, del que ha salido otra novia, más tradicional, con cola, velo y encaje que ha entrado tambien. Aplausos, arroz, campanas y se ha ido el Rolls. Ha llegado más gente. Un Audi A8 plateado. Vestido color crema, escote palabra de honor. Entran-salen, aplausos-campanas-arroz.
Obviando la sensación de estar al final de una cadena de montaje, creo que no he comprendido nada de lo que ha sucedido.
Pero he visto unos coches muy molones.

09 mayo 2009

El método Edison

Se dice que el señor Thomas Alva Edison necesitó más de mil intentos antes de dar con la perfecta aleación del filamento que no se volatilizara al encender la bombilla primigenia.
Qué quieren que les diga, a mi me dice muy poco de Mr. Edison como ingeniero, pero hay que reconocerle el mérito de ser un inepto insistente.

Últimamente me da la sensación de que yo también, finalmente, he agotado todas las maneras de equivocarme y al final, quizás por eliminación, empiezan a salirme las cosas bien. Y me acuesto plácidamente en el colchón de los errores pasados, una montaña de filamentos carbonizados y pedazos de cristal que al final de la batalla no se me hace tan incómoda, tal vez por ser sólo mía y de nadie más.

En cualquier caso, háganse el favor y no se dejen contagiar con este positivismo desatado y lo intenten en sus hogares: El sistema Edison sale caro. Y tanto él como yo hubieramos preferido acertar a la tercera o a la cuarta y ser mediocres en nuestro éxito, completamente triunfales y olvidables.

26 abril 2009

Frágiles

Sómos frágiles, a veces casi de papel quebradizo. Hay días en que detenemos un meteorito con la yema de los dedos y otros se nos resquebraja el mundo por reconocer un coche aparcado en la puerta de un bar al que queremos entrar.

18 abril 2009

Abisal

Cualquiera que guste de dilapidar su tiempo en actividades creativas sabe que entre las alturas de la plenitud y la desesperación más abisal flota un esquivo estado de gracia en el que las palabras, las notas o los trazos salen de corrido, como escapados de nuestra cabeza.
No nos vamos a engañar, la gente esencialmente feliz es digna de envidia pero suele alumbrar obras insípidas. Tal vez sea una cuestión de autosugestión: por una razón o por otra, los cajones de nuestra memoria están atiborrados de autores atormentados, pintores locos y perfectas y redondas canciones de desamor.
En días como hoy, en que malpago las muchas horas de sueño que me debo con un café de campeonato, mientras miro como una lluvia indecisa oscurece las aceras, creo que podría escribir cien lánguidas canciones sobre exilios, errores reincididos y daños colaterales.
Pero siempre que me pasa no tengo una guitarra cerca. Y cuando al fin tengo la mía a mano termino siempre tocando las canciones de los otros, esas que adoras y a la vez maldices por no haberse dejado componer por ti.

15 abril 2009

Chez la mère

No hay nada más propio de una madre experta que esa aparente falta de atención y de método frente a los fogones. Esa dejadez es casi siempre una impresión, pues los platos terminan sabiendo exactamente como los recordamos. El instinto y la experiencia desconfían de los libros de cocina.

En días como hoy me gustaría que todas y cada una de las cosas me pudiesen salir así de improvisadas y redondas. Pero aquí, al contrario que en el resto, el primer paso es no proponérselo.

13 abril 2009

Periferia

Desde hace poco aligero bastante mis equipajes. Rompí la maleta grande una mañana negra, en un alarde involuntario de prisas y estupidez del que no he dejado de alegrarme con el tiempo.
La bolsa, ligera y sin el traqueteo de las ruedas, me ha reconciliado con algunas distancias y con el sonido de mis pasos y de los ajenos. Sentado con ella en la periferia de todo me alivia pensar que al menos he dejado de creerme su centro.

09 abril 2009

Celebración

El otro día debí salvar al mundo una vez más, de manera inadvertida.
No me enteré hasta la mañana del sábado, cuando bajé a desayunar y me encontré a la comitiva de estadistas y dignatarios esperandome en la acera. Una banda tocando himnos, cientos de sonrisas y muchos flashes. Unidades móviles y una espontánea congregación de agradecidos ciudadanos empeñados en hablarme y darme la mano.
Acepté los obsequios y alabanzas algo azorado, ya que no tenía la más remota idea de por qué méritos estaba siendo homenajeado.
Tras el desfile por las avenidas les pedí que me dejaran, ya que estaban, cerca de casa para ahorrarme el pateo de vuelta.

No le he dado muchas más vueltas al asunto. Tampoco es mucha molestia cuando ocurre, aunque a veces pierdas la mañana entera.

Lo malo es que mis gestas involuntarias funcionan en ambos sentidos, y a veces hago lo mismo pero exactamente al contrario. No hay desfiles, ni agradecimientos, sólo alguien al que has jodido un día sin darte casi ni cuenta.

Sólo sé que quizás deberíamos aprender a caminar por la arena sin dejar huellas.

26 marzo 2009

Ni el vino

El agua hoy no es sólo el agua, ni el vino es sólo el vino. Todo depende del momento, de las prisas, de la compañía y hasta del cristal de la copa.
Leí hace tiempo que un señor perdió el sentido del olfato por una herida de guerra y no se dió cuenta hasta varios años después. Años en los que supongo que asumió que las cosas ya no olían como antes y sencillamente se acostumbró.
La situación inversa es imposible: no puedes dejar de darte cuenta de que todo está ganando algún matiz distinto cada día, haciéndose más cercano y completo. Y aunque pudieras, es mejor respirar lento y contemplarlo todo, registrando esos cientos de minúsculos descubrimientos mientras esperas que ese leve y apacible estado de continua emergencia tarde mucho tiempo en evaporarse.

24 marzo 2009

Algo debió salir bien

Una Gran Corporación invirtió tres años y varios millones de euros en el desarrollo de la Máquina para No Preocuparse Demasiado por las Cosas.
Desgraciadamente, algo salió debió salir bien durante las pruebas del primer prototipo y nadie volvió a darle vueltas al asunto.
Poco después la empresa quebró y las oficinas fueron clausuradas, pero muchos días, al caer la tarde, muchos nos acercamos a pasear por allí y nos sentamos con la espalda apoyada en la verja. No sabemos muy bien porqué lo hacemos, pero eso tampoco nos preocupa demasiado.

17 marzo 2009

La marca

Tuve un coche viejo y verde. No era flamante ni espectacular pero era más mío que de los demás.
Un día, apareció en el parabrisas una marca a la altura de mis ojos, un diminuto punto negro. Cuando me sentaba a conducir, la marca estaba justo en la dirección en la que miraban mis ojos.
Intenté sacarla con todo tipo de productos abrasivos y de limpieza, pero frotara por donde frotara siempre daba la sensación de que estaba en el lado opuesto del cristal.

Así que un día me dí por vencido y me propuse hacerme amigo de ella. Comencé a conducir siguiendo en la dirección en la marca me señalaba, y me sorprendió descubrir que el camino indicado no era siempre una línea recta.
La marca y yo compartimos muchas cosas: me llevó a playas y también a desiertos, me descubrió atajos polvorientos e imprevisibles, me rescató de noches terminales y me regaló siestas perezosas en los más soleados y recónditos merenderos.

Un día, sin embargo, pensé que era el momento de madurar. Así que lavé el coche, me compré unos pantalones sin los camales deshilachados, y empecé a ignorar la dirección en la que la marca señalaba, dirigiendo mi camino a las carreteras más convenientes y pavimentadas.

Una mañana descubrí que la marca había desaparecido. Al poco tuve un accidente del cual mi coche verde salió tan mal parado que tuve que desguazarlo.

11 marzo 2009

Medicina moderna

Llevo estos días aquejado de una alergia, un virus o un yoquesé que me provoca a mi nariz un constante afán de verter todo mi ser a través de ella (Sé que la srta. Ana, mi profe de lengua de EGB, estaría orgullosa de este eufemismo)
El caso es que contenía ese leve goteo con pañuelos de papel, pero uso tantos que ahora mismo me rodea una montaña de ellos, me llegan hasta la rodilla, y me preocupa que venga alguien fumando y se incendie la pira y acabe esto como el rosario de la aurora. Se me ocurre que nunca he sabido qué significa eso del rosario de la aurora, pero lo acabo de mirar en google, y como en casi todo lo demás, se proponen distintas interpretaciones que aquí no voy a detallar. Búsquenlo ustedes, trabajen un poco, que se me están aburguesando.

Retomando el hilo, o más bien la maraña, el caso es que he decidido recurrir a la medicina moderna (los remedios naturales requieren de una fe, un tiempo y una determinación de los que carezco por completo) y he comprado unos sobrecitos color butano sabor naranja-arsénico. Si bien detienen mi fuga interior y me permiten conducirme entre el tráfico humano sin demasiados percances, tienen como efecto secundario que me quitan las ganas de todo en general y sólo me apetece atar mi cama a un globo aerostático, meterme dentro de ella cuando aún no ha despegado y dormir plácidamente donde el aire es fino y el resto del mundo queda muy abajo.

Tambien me hacen pensar y escribir incoherencias. Pero supongo que de esto último ustedes ya se han dado cuenta.

05 marzo 2009

De ideas, koalas y cucarachas

Lo dicen los documentales: por muy encantadores y tiernos que sean los koalas, las que al final dominarán el mundo son las cucarachas.

Con las ideas pasa mas o menos lo mismo.
Las buenas ideas muchas veces requieren trabajo y dedicación. La mayoría de las buenas ideas se olvidan, o se anotan en un papel que tarde o temprano acaba en una papelera (encestada al tercer o cuarto intento, en mi caso).
De las pocas que sobreviven, la mayoría se malogran convirtiendose en algo muy sutilmente distinto pero potencialmente catastrófico en cuanto ponen en práctica, como una ensaladilla rusa dejada al sol toda la mañana.
¿Y qué pasa con las restantes, las realmente buenas, las que perduran y no lo estropean todo? Pues yo que sé, ¡rara vez tengo de esas!

Me parecen mucho más fascinantes las malas ideas. Son terriblemente sencillas, las tenemos todo el tiempo, salen de cualquier sitio, y son increíblemente persistentes en nuestra memoria, hasta el punto que podemos tenerlas una y otra vez aun conociendo de primera mano sus consecuencias.

Empiezo a pensar que si no fuera porque nos arruinan la vida, serían un gran invento.

04 marzo 2009

Y al final no pudo ser

Aun recuerdo cuando de chaval me enteré que en los juicios de verdad no se puede levantar uno y gritar "protesto".
Creo que ahí terminó prematuramente mi (por otra parte, leve) interés por estudiar leyes.
Con la de protestos que tenía yo pensado gritar. Deseaba convertir mi vida en una apelación contra todo y contra todos.
Reclamando justicia en cada exhalación, en cada bostezo o ademán, esperaba vivir protestando hasta el día de mi muerte, como un mantra enrabietado e imposible de acallar.
Iba incluso a disponer que apareciera "protesto" en mi esquela en los diarios, una enorme y anónima esquela con negrísimas negritas y a toda página.
Y en mi epitafio también. Una placa de granito con sólo dos fechas, y la única palabra que hubiera resumido la perfecta existencia que tenía planeada.

01 marzo 2009

Clases de piano

Llamandose Adagio Viola, y siendo el primogénito de un ilustre profesor de piano y una famosa mezzosoprano, todo apuntaba a que su vida iba a estar entregada al mundo de la música. No fue así, y cursó económicas, graduandose con matrícula y trabajando con gran éxito como corredor de bolsa hasta el día en que murió atragantado por la díscola aceituna de un vermú.
Con tales precedentes, podrán entender que veintitres años después, su hijo mayor se enfrentara a una gran duda existencial: no sabía si seguir con su vida el camino que le dictaban sus origenes y procedencia, fuesen los que fuesen, o dejarse llevar por lo que le pedía el corazón, que era pilotar un aeroplano bimotor.
Nunca tuvo tiempo de tomar tal decisión debido a su prematura defuncíón. Una violenta relacción alérgica a un éxito de radiofórmula que sonaba en el hilo musical de un centro comercial le ahorró ese problema y todos los demás que pudiese tener el resto de su existencia.

Y ese es el quid de la cuestión. Algunas de las mejores historias acaban antes incluso de haber podido empezar. Y algunas de las peores no habrían sido tan malas si hubiesen tenido la oportunidad de terminar a tiempo, cuando nadie lo esperaba.
Y esta, creo yo mientras escribo estas lineas, empieza a entrar por momentos en el segundo grupo. En algun momento habrá que parar...

26 febrero 2009

Accidentes laborales

A veces no me acuerdo de quien soy. Como es dificil extrañar algo que has olvidado, esos días tampoco me preocupo demasiado.
En esos ratos sonámbulos soy una bala en pleno vuelo, preguntandose si no era ella la que antes apuntaba y disparaba.
Y veces eso me molesta, y cuando eso pasa me concentro en recordarme, aunque sea por un rato.
Y justo cuando llega el recuerdo en ciernes, zigzagueando, cuando me tengo en la punta de la lengua, pasa algo: suena el móvil, ladra un perro, o una persona, y el mundo gira sobre sí mismo uno o dos grados más, pesados e inevitables.
Y el chirrido de su eje me repesca cuando ya casi sacaba la cabeza. Devolviendome a mi amnesia y borrando de mi cabeza el hecho no por olvidado menos cierto de que... a veces no me acuerdo de quien soy.

19 febrero 2009

Y a mí también

Hoy, en una reunión, un señor con cara de iluminado que hablaba muy rápido vino a explicarnos que el futuro de Internet era el facebook, las redes sociales, la web dospuntocero, y demás topicazos fusilados de la prensa del sector. Cuando la perorata de un interlocutor es tan prescindible y se vuelve tan soporífera, es necesario inventar recursos para evitar bostezar delante de él.

Y es que esto es importante: bostezar está mal visto. Y nunca he entendido porqué.
A mi personalmente me encanta que me bostecen, y más en la cama.
Pero tal vez no era ese el momento, el lugar, y muchísimo menos la persona adecuada para ese tipo de bostezos.

El caso es que he intentado concentrarme en mi interlocutor y no he podido evitar fijarme en su flequillo, fruto bastante evidente de un implante capilar. Era un nacimiento del pelo fabulosamente rectilíneo. Como una de esas fronteras estadounidenses trazadas con tiralíneas en un plano, que no corresponden al dibujo de ningún río ni cordillera . Pero también era etéreo, casi translúcido, como dibujado a carboncillo. Un gradiente uniformemente perfecto de lo árido a lo tupido en poco más de dos centímetros.. O como estar en la linde de un bosque de película, con ese manto de fría bruma invadiendolo todo, decidiendo si adentrarse o no, imaginando qué misterios encerrará...
Poco a poco me ha ido hipotizando esa última frontera capilar, esa colección de mechones tan bien domesticados, hasta el punto de que he sentido la irrefrenable necesidad de levantarme para alcanzarlo y tocarlo, estirarlo, estrujarlo, sopesarlo, comprobar cual era su textura, si estaba frío o templado y a qué olía, si olía a algo.
Intuía que el hacerlo podría traer consecuencias incómodas, pero no parecían tan malas opción a cambio de satisfacer esa repentina y poderosa necesidad.
He combatido mi irracional curiosidad durante un par de minutos que se me hacían eternos, y estaba a punto de dejarme llevar y ceder a mi recién estrenada obsesión hasta que un inesperado silencio en la sala me ha devuelto a la realidad.

Un breve vistazo a mi alrededor me ha hecho entender que mi interlocutor esperaba respuesta a una pregunta que me había hecho, y los otros compañeros me miraban interesados en la respuesta.

He contestado que "Sí", evidentemente. Pero todavía no sé a qué.
Pero a él le ha valido. Y a mí también.

14 febrero 2009

Stop

Hoy un agente de paisano en un control rutinario me ha retirado el carnet de conducir mi estado de ánimo.
Dice que andaba haciendo el loco, circulando en contrasentido y atentando contra los viandantes y el mobiliario urbano.
Y un servidor se ha quedado indocumentado, pedaleando a todo pulmón, sin tener ni puta idea de adonde apunta el manillar.
La típica situación que, recordada dentro de un tiempo, tendrá un punto divertido. Y doce o diecisiete más, de los que requieren sutura.

12 febrero 2009

Mañana empiezo mis memorias

Lo he decidido hace un rato, fregando los platos.
Mi relato llegará pronto al presente, porque pienso ser terriblemente selectivo en lo que escoja para ser recordado; Me parece antiecológico llenar hojas y hojas de intimas rutinas y nimiedades que a nadie interesan.

Probablemente despache el periodo desde mi nacimiento hasta el día hoy en media página, y eso con letra del doce y doble interlineado.
A partir de ahí, pienso inventarme el resto con todo descaro, metiendo viajes, misterio, aventuras, amores y traiciones hasta llenar un tomo bien consistente y variado.
Y así pasado mañana, cuando me levante, lo único que tendré que hacer abrir por la página marcada, y seguirlo a pies juntillas.

Así que no se extrañen, si de ahora en adelante, cuando hablen conmigo les leo el pensamiento o les termino todas las frases. O si me toca una loto del quince, y no vuelven a verme el pelo.

10 febrero 2009

Nemo

Me he improvisado un barco atando unos cuantos propósitos desahuciados, una o dos consistentes decepciones y un fallido intento de mejorar algo importante, que suelo coger de una esquina y usar de timón para tenerlo bien vigilado.
Con tales materiales, como podrán entender, por muy buen ingeniero naval que uno sea , la cuestión es cuanto tiempo tardará el barco en hacer aguas y llevarte al fondo de cabeza.
Pese a todo he de admitir que una vez abajo, entre medusas y redes de arrastre, el navío ciñe medianamente bien, corta las corrientes con relativa facilidad y te lleva a los sitios de una forma bastante discreta, por debajo del chapoteo de la gente del exterior.
Lo cual no lo hace una mala opción, si no te gusta la gente, no te importa mojarte, oler a pescado, estar perpetuamente resfriado, y no ser invitado jamás a las cenas de etiqueta que celebran en el club náutico.

01 febrero 2009

Eclipse anular

Era el de Domingo Futil un don que acompañaba una maldición.
A determinadas horas, y en algunos lugares, Domingo irradiaba de manera involuntaria un encanto personal tan potente y omnidireccional como la luz de una supernova.
Lamentablemente, la portentosa nariz de Domingo Futil ocluía dicha radiación en la dirección a la que miraba, en una extraña e irónica suerte de eclipse anular.
No era por tanto de extrañar que Domingo acabara con los bolsillos repletos de papeles arrugados , con los números apuntados de dos bailarinas de ballet, el de un bombero dicharachero, los de un lanzador de cuchillos de gira itinerante y el de su amiga y antigua amante, una vedette de varietés que cantaba lánguidas baladas en alemán en las tabernas de los puertos.
Tenía el número de todo el bar, menos el de la chica de su interés, que sólo sintió algo por Domingo durante el instante en que éste se giró, cogió la puerta y se marchó.

26 enero 2009

Big Crunch

A veces conoces a una persona que consigue despertar tu admiración y te hace desear ser tener algo de ella, empaparte de algo de lo bueno que destila. Y te hace recriminarte a tí mismo el estar siempre tan disperso.
Esa admiración no tiene porqué venir necesariamente de una persona ejemplar ni excepcional, a veces cualquier desalmado/a puede tener de manera inadvertida un momento brillante y convertirse en un fabuloso y efímero referente de conducta.
Pueden ser las cosas más elevadas, o las más triviales. Como esa chica apocada que luego rueda un corto que te cuenta tu vida en seis minutos. Como quien respira sólo para la fotografía o la música. Como quien se deja las horas trabajando en cooperación. Y veces, tan sólo, como esa desconocida que se está leyendo un libro que gusta en francés, o ese tío de aires indolentes que transforma la ropa hortera en cool en cuanto se la echa encima.

A veces piensas eso con cualquiera de ellos, luego coges un metro, trasbordas con un tren, escuchas dos discos, ves un capítulo de una serie, masticas unos cereales y sacudes la cabeza. Y pierdes el hilo de quien querías ser, y de porqué querías serlo. Lo recuerdas perfectamente, pero decides que sería un auténtico coñazo tener que lidiar con esa faceta ejemplar las veinticuatro horas del día.

No sé que me molesta más, si ser tan impresionable, tan inconstante, o el ser ambas cosas a estas alturas...

En cualquier caso, me he documentado y creo que tengo todos los síntomas de estar entrando de nuevo en la pubertad. Oh, dios mío, el acné.

23 enero 2009

Vaticinio en auxilio

Sé que ahora te parece lejano, pero el día que inventen el tejido perfecto, el que nos quite también el frío de por dentro, dejaremos de arrimarnos a la caldera y maldecir al frente de precipitaciones.
En ese día mil doscientas canciones perfectas retornarán de su exilio, recobrarán su significado. Y reclamando el terreno usurpado, dibujarán a nuestro alrededor redondas hectáreas de terreno soleado.
Entonces jugaremos a pasar de una a otra de un salto, y cuando nos sienten la risa y la falta de aliento, te diré ¿Ves? hasta lo malo siempre acaba, al final no fue para tanto.

17 enero 2009

Pills

Un zumito de naranja para recuperar líquidos.
Un paracetamol para aplacar la resaca.
Y una... vaya, ¿donde demonios he puesto las píldoras para la memez?

11 enero 2009

Easy poetry

Hoy decido que hay cuatro grupos, casi siempre disjuntos:
los que quieres
los que te quieren
los que necesitas
y los que te convienen.

Considerate afortunado/a
si lees estos versos y no entiendes nada.