21 septiembre 2009
Este sueño no es mío
"Es usted imbécil", me dice el doctor en mi sueño. Lo ha hecho tras auscultarme y mirarme la garganta, lo cual me hace pensar que más que una apreciación personal se trata de un diagnóstico.
Me pregunto si sacando la lengua y diciendo "aaah" como un buen paciente podré mejorar su opinión, pero él ya se ha girado y garabatea algo en su escritorio.
Cuando me extiende la receta invitándome a salir de su consulta miro el papel y compruebo que no hay nada.
Este sueño no es mío. Ni es de nadie, porque me lo he inventado. No puedo escribir los sueños porque rara vez los recuerdo. Y cuando rescato un trozo estando en duermevela, suele ser algo tan absurdo repetitivo e irrelevante que tiendo a pensar que mi cabeza también echa el cierre cuando yo duermo, contradiciendo las tesis de todos los neurólogos y expertos en el tema.
Uno no elige lo que sueña, y me parece bien, porque ya somos suficientemente presos de nuestras decisiones cuando estamos despiertos. Pero el sindicato del turno de día en ocasiones protesta. Les gustaría saber algo, obtener alguna muestra, de lo que se cuece en la fábrica cuando bajan las persianas.
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