21 mayo 2010

Volkan

No nos conocemos, ni creo que lo lleguemos a hacer. Pero hemos compartido cenas y siestas en el mismo espacio,  separadas por un sesgo de tiempo indeterminado.
En un barrio como en el que vivo es deporte habitual sacar del buzón correspondencia de inquilinos anteriores, casi siempre de fuera, que han ocupado tu casa antes que tú. Accidentes congelados, episodios de biografías anónimas capturados en la fría base de datos de clientes de algún banco u operador de telefonía que no es consciente (si una corporación puede ser consciente de algo) de que su destinatario pisa ya otras tierras.
He recogido y guardado correspondencia de Wenceslaos, Expósitos y algún Igor, esperando la improbable llamada del destinatario que nunca llegó .Pero nada de lo acontecido antes me preparó antes para encontrar una carta en mi buzón destinada a Volkan Diyaroglu. Volkan, Volkan Diyaroglu.
Tal vez sea lo exótico de su fonética lo que me hiptnotiza. Tal vez Diyaroglu sea el García de algún país lejano. Tal vez Volkan sea un jornalero o trabaje en la obra y sólo piense en sí mismo y  en comprarse un teléfono móvil mejor que el que tiene. O tal vez toque un Stradivarius como el mismo diablo. El caso es que ese nombre lleva ya un buen rato capturando mi imaginación, atrapada en la infantil idea de que el propietario de nombre así tiene que tener inevitablemente algo de extraordinario.

Me quedaré con las ganas de averiguarlo, pues su carta no leída acompaña ya a los Expósitos, Ígores y Wenceslaos, ciudadanos de mi reino de los improbables.

Si por una de esas carambolas a las que la vida ya me tiene acostumbrado Volkan o alguno de sus allegados llegara a leer eso y a molestarse, espero que disculpen y entiendan el hecho de que nada de él he tomado o he contado. Sólo repito su nombre y me pregunto qué demonios será de su propietario.

18 mayo 2010

Locas

Dice un amigo que las mujeres locas son su tipo.
Tomamos café en una terraza y valoramos candidatas. El panorama es desolador porque todas las buenas están ya pilladas.

12 mayo 2010

Jamón

Desde la última cena de sobaquillo en casa, hace cosa de una semana,  en la que casualmente todo el mundo pensó traerme un paquete de jamón serrano en lonchas,  almuerzo como y ceno jamón para que no se ponga malo y me toque tirarlo. En tostadas, en tortilla, en las pizzas y hasta en alguna ensalada.
Lo cual no está mal, pues el jamón me encanta, pero me inquieta pensar que mientras hay gente que espera que tome las riendas de mi vida yo me muestro incapaz de controlar el contenido de mi nevera.