23 junio 2009

Palabras relacionadas

Esta mañana un par de palabras audaces que debería haber dicho en su momento pero que callé para mis adentros asomaron furtivas de mi cabeza. Tras mirar a ambos lados, descendieron rapelando ágilmente por mi pechera y alcanzaron el suelo usando los camales de mi pantalón como tobogán, sin darme apenas tiempo de reaccionar.
Sorprendido y algo cabreado ante tal acto de rebeldía -a fín de cuentas eran palabras mías- las he perseguido por el pasillo, intentando esquivar el mobiliario que ellas sorteaban fácilmente pasando por debajo.
Las muy condenadas eran rápidas y escurridizas. En un momento dado he tenido la ocasión de pillar a una con la suela de la zapatilla, pero me ha dado miedo acabar con ella en el intento y no poder volverla a usar nunca más en caso de recuperarla.
Al final han encontrado una rejilla de ventilación y se han aupado apoyandose la una en la otra. He de admitir que hacían buen equipo, debían ser palabras muy relacionadas.
El problema es que ya no puedo recordar cuales eran porque ya no las tengo en mi cabeza. Lo malo de las palabras audaces es que siempre acaban escapando.

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