29 noviembre 2007

Viral

Hay dos tipos de personas:
Por un lado, los que no pueden ver nada en un estereograma y declaran con fingida sastistacción "¡Ah, es un barco!". Y por otro, los que no pueden ver nada en un esterograma y asienten con fingida aprobación "Sí...en efecto... es.. un barco."

No me fastidien: nadie vio nunca un pijo en esas fotos llenas de puntitos que tan de moda estuvieron hace unos años. Fue una exitosa maniobra comercial del poderoso lobby de productores de pósteres y postales.
Ahora esos ases del marketing viral se compran islas artificiales en forma de palmera en Dubai y se rien de nuestro miedo al rechazo. Y se construyen mansiones pagadas con nuestras inseguridades.

Como la falacia de que cortarse el pelo no duele. Los niños de tres años son los únicos sinceros en eso. ¿Porque fingir que no es así? Basta ya de innecesaria amputación capilar.

25 octubre 2007

Premio desierto

Miss Simpatía y Miss Fotogenia no soportaron más y se enzarzaron a bocados y arañazos en el pase de vestidos regionales.
Pronto el resto de concursantes se unieron a la contienda, en una fabulosa entropía de tacones de aguja, bandas de satén y coronas de bisutería que se hacían pedazos al caer al suelo y hacían resbalar al personal.
Inmerso en esa orgía de muslos torneados, de karate y de carmín, el presentador de tez asalmonada no pudo mantener su perenne sonrisa de gato de Chesire, y notó aterrorizado como su rostro mudaba al de un ajado viajante cincuentón.
Sabiéndose desprotegido, declaró el premio desierto de forma apresurada.
Y desapareció del escenario lanzando una bombeta de humo al suelo.
Como hacen los magos, y los ninjas. Y también a veces los vampiros.

16 octubre 2007

Sin embargo

Alguien siempretriste normalmente no lo nota, porque su tristeza acaba siendo como el amarilleo de las páginas de los periódicos viejos: de tan omnipresente se vuelve invisible.
Cuando tu páginas son amarillas se altera la percepción del color y se reducen los tonos que puedes distinguir.
De ahí que alguien siempretriste vaya por la vida sin saberlo, y en su ingenuo daltonismo distinga como propios sólo dos colores: el color neutro y el del enfado.
Sé que he sido un triste anestesiado porque durante mucho tiempo sólo pude estar normal, o estar enfadado. Nombre científico: Binario avinagrado.
Ahora sé que ya no me ocurre, porque puedo sentirme mal de más maneras. Y porque noto cuando llega. Y cuando se va.

Y sé que todo esto puede parecer un triste consuelo y una perogrullada.
Y sé que el morado cardenal es un pobre añadido en un cuadro marrón oscuro.
Pero es un consuelo saber que los motores pueden dejar de arder antes de estrellarse con el suelo. Que vale la pena hurgar en la bodega en busca de un paracaídas.

A los que se resientan ante este alarde de positivismo, un bocado de realidad: Esta mañana un bufete de abogados madrileño en representación de compañía telefónica a la que nunca estuve abonado me ha amenazado con embargarme por el impago de una supuesta deuda de 40 euros.
Prueba inequívoca de que alguien muy poderoso está moviendo los hilos ahí arriba para que yo nunca carezca de material surrealista con el que confitar un post.

Pues no, no les daré ese gusto. Podrán llamarme moroso o insumiso, pero a mí lo único que me embargan últimamente son las emociones.
Y tendrán que ser mucho más inteligentes, injustos, reflexivos, imprevisibles ,tiernos, crueles, cariñosos, incoherentes, pacientes, fríos y apasionados para tener éxito en un embargo de esos.

Que el listón está puesto muy alto. Ya pueden ponerse las pilas.

02 octubre 2007

Incumpliendo

Envalentonarse y saltar la barandilla no siempre es suficiente.
La fé moverá montañas pero no sostiene las suelas de mis zapatos en el aire.
Y mientras el formidable peso de los errores propios y ajenos acelera mi caída, descubro que me las he arreglado para acobardarme, saltar sin mirar, no poner los pies en el sitio adecuado y escoger la caída más alta todo en el mismo movimiento.
Y mi acrobática torpeza, que tan rentable me fue hace tiempo, hoy ya no me hace mucha gracia.

Lo único que sé es que prometí no sentirme así en mucho tiempo. Y aquí estoy, poco después: incumpliendo.

24 septiembre 2007

Tokyo subway

Usted se rió de Taro Yamada.
Usted, su vecina, sus compañeros de trabajo y también yo, por supuesto.
Taro Yamada era el niño de dieciocho meses que daba cabezadas de puro sueño mientras sus padres, aguantandose la risa, grababan su adormilamiento con la cámara de video familiar.
Ese bebe cabezón, el que terminaba durmiendo con la frente pegada al suelo.
El mismo cuyas imágenes se propagaron por todo el mundo, en programas de vídeos pretendidamente divertidos en los que se premiaba al padre más avispado en el arte de captar el batacazo del retoño, cuñado o suegra en la reunión familiar de turno.
Y no me salga con el cuento de que usted ese programa no lo vió.

Taro Yamada no le perdonó. Ni a usted, ni a su vecina, ni a sus compañeros de trabajo. Ni a mí, por supuesto.

Taro Yamada creció. Y ahora es un adolescente flaco y malcarado, que fuma indolente mientras se suelta el nudo Windsor de su estricto uniforme escolar.
Y sepa usted que nos odia a todos. Y desea vengarse. Lo piensa todos días cuando mastica sus fideos en el comedor del colegio mayor. Y también cuando espera al metro en la parada de Toei Shinjuku.

Es en esos momentos de anonimato e introspección en el vagón abarrotado, donde más cerca está de su revelación. De tener la idea, de hallar los medios de hacernos pagar nuestra afrenta y obtener su justa retribución.

Pero afortunadamente para usted, para su vecina, y sus compañeros de trabajo (y también para mí, para qué negarlo) cuando Taro Yamada viaja en metro, el hipnótico balanceo del vagón termina haciendolo sucumbir al sueño, evaporando sus planes de venganza.

Huelga decir que, durante esos momentos, el pobre muchacho da unas cabezadas de lo más divertidas.

17 septiembre 2007

Mi vida en el fondo

Últimamente cometo menos errores.
Pero son más gordos.
Pero aprendo más de ellos.
Lo cual quizás es bueno. O tal vez no.
Quien sabe.
Pablo no sabe.

P.D.: Hoy he sabido que Napoleón hablando de estrategia militar, decía «On s’engage et puis on voit». O sea, que uno ha de enzarzarse y una vez en ello ver cómo sale del embrollo. A día de hoy, no estoy de acuerdo. Funcionando así, a todos nos termina llegando un Waterloo...

14 septiembre 2007

Un febrero

Esto está sacado de algo que escribí un febrero, el último, a una persona de la que últimamente sé poco (a ver si con esto espabila).
Es curioso cómo con meses de distancia puedes leerte y no reconocerte. Ahí va una entrada larga y enlatada, para variar ...

"Últimamente sin saber muy bien porqué me escapo a la hora de comer y me voy caminando todo lo lejos que la hora y media y mis piernas me permiten. Camino ligero, con prisa. O al menos intentando aparentarla. Y lo observándolo todo. Al camarero que recoge vasos de la terraza con tedio. Al trajeado agente comercial ávido entrando al restaurante con un cliente. Al adolescente agilipollado que van en la scooter más ruidosa del mundo llevando el casco del revés, que se cruza con el transportista borrachín con la furgoneta destartalada.

Desde la distancia de mi rol de extraño con prisa observo como la gente se desloma día a día intentando resolver sus problemas, provocando sin saberlo (o a veces sabiendolo) los problemas de los demás. En mi ruta sonámbula de horas de comida escojo las calles por las que me meto guiado por criterios tan arbitrarios como "si camino por aqui me dará el sol y me apetece" o "no me gusta esa señora, me cambio de calle".

Muchas de esas veces termino la caminata en un parque al que hace tiempo mis zapatos caminaron solos. Es un parque bastante grande, casi en las afueras de esta pequeña ciudad con espíritu de pueblo grande a la que cada día me toca ir a trabajar. En él hay un lago, y césped. Y espacios abiertos. Y cipreses. Y cantidades ingentes de sol de invierno, ese del que apetece.

Todas esas cosas que siempre me han dado igual, principalmente porque la última vez que había pisado un parque en quince años era para bajar a mi perro (que en paz descanse) o para hacer mis primeros e inocentes botellones. A las horas a las que llego nunca hay nadie, con dos excepciones: Un grupito (afortunadamente lejano) de madres jóvenes que comparten secretos de madre jóven mientras sus hijos escenifican la versión entrópica y gritona del Circ du Soleil.
Y dos señores mayores, que comparten sendos bancos situados al borde de una gran extensión de cesped. No son amigos, o al menos no sé si se conocen porque no se sientan juntos. Pero siempre están allí.
Siempre me siento en el banco. Siempre me deslumbra el sol y noto como el sol comienza a calentarme la ropa. Siempre me arrepiento de no haberme traído un libro. Siempre me entra sueño, a veces hasta noto que doy cabezadas. Y siempre aparece una nube, que suaviza el sol adormecedor y me salva de acabar durmiendome en el banco y obligar a las madres a enseñarles a sus hijos la palabra "yonki". Entonces suelo incorporarme y observo a lo lejos a los dos señores mayores a lo lejos, arropado en observación por esa invisibilidad que te concede la víctima de tu voyeurismo cuando es un septuagenario miope sentado a setenta metros. Entonces me doy cuenta de que no hacen nada. De que permanecen sentados mirando a algún punto de fuga situado en el infinito enfrente de ellos.

Hago balance, recuerdo al camarero, al agente comercial, al adolescente gilipollas, al transportista alcohólico y a las madres de los niños acróbatas y llego a la conclusión de que estos dos hombres son demasiado viejos ya para molestar a nadie, y eso les excluye del juego. Y se resignan a ver crecer el césped. Y a hacer uso del banco de madera que han pagado con 65 años de religiosas aportaciones tributarias. Y estoy seguro de que ellos tuvieron sus pequeñas dosis de éxtasis material, eso que llaman triunfar en la vida. Probablemente cortejaron a la chica en edad de merecer más guapa de la aldea, y cansados de gastarse el jornal en bombones se acabaron casando con las que les hacía caso. Y se enternecieron bailando boleros de Machín y coreaban a Nino Bravo. Tal vez migraron a la capital, y medraron, y tuvieron a los veintidós un pequeño Morris descapotable que fué la sensación entre sus envidiosos compañeros de trabajo enlatados en Seisicientos. Y luego lo vendieron para pagar el piso en un barrio dormitorio en el que criar a las tres hijas y dos hijos que treinta y dos años después conspirarían para meterles en una residencia y quedarse con la pasta del piso.
Y a veces todas estas cosas te hacen cambiar de perspectiva. Y te das cuenta de que tu pieza en este puzzle tiene forma de interrogante . Y te vuelves otra vez atravesando el histérico maremagnum de claxons, cajeras de Schlecker e instaladores de telefonía y te preguntas qué sentido tiene echar más leña a la caldera si sabes que la vía está cortada. No importa que el socavón esté cerca o lejos, el hecho innegable es que tarde o temprano el tren descarrila y es una estupidez quedarte en la cabina suponiendo que a tí no te va a pasar eso porque tienes el íntimo convencimiento de que tu vía empalma directamente con la que lleva al País de la Piruleta.

Hemos de bajarnos, y saludar a los pasajeros con un pañuelo, deseandoles toda la suerte del mundo. Y tenemos que pisar los caminos, andar a nuestro ritmo y dejar que el barro de nuestros camales atestigüe que somos nosotros los que elegimos qué charcos pisamos. "

13 septiembre 2007

Ex-sofá

Lo que son las cosas. Una vez lo he visto en la acera, junto al contenedor, completamente decontextualizado en ese entorno urbano, esperando a la brigada municipal de recogida de muebles, hasta he tenido un amago de añoranza.
Pero volver a subirmelo por las escaleras, ni de coña.
Uno es sentimental, pero no gilipollas.

Y además, pesa mucho.

01 septiembre 2007

Lucidez

Hacía tiempo que no leía a nadie escribir con tanta lucidez sobre la cosa esta que es escribir un blog muchos años, y la forma en como se acaba metiendo en tu vida y tu vida se acaba metiendo en él. Y de cómo cambias, y de cómo te cambia, y de cómo cambia contigo.
Y de cómo de ese absurdo juego de matrioshkas enrevesadas la gente en ocasiones encuentra algo que valga la pena ser rescatado.
Y de cómo tú siempre lo encuentras, sin excepción.

Hoy el post no es mío, es de Aracne

16 agosto 2007

Traza quijotesca

Para mí esas manadas de modernos molinos de viento, los llamados parques eólicos, siempre han tenido una dimensión mágica. Hay una fuerte sensación de irrealidad en la imagen de esos gigantes de blanco impoluto girando detrás de una montaña a ritmo pausado pero constante.
Algo en su silueta engaña al ojo y lo confunde, haciendonos incapaces de calcular su tamaño real. Y el hipnótico cruce de sus palas cuando los observas en conjunto siempre me ha dejado embobado. Debo tener una traza quijotesca en mi herencia genética.

Mi larga colección de sueños infantiles irrealizados se redujo un poco hace unos días cuando, de manera improvisada, cogimos un desvío con el coche y acabamos visitando uno.
Su tamaño es inabarcable. Puedes estar a varias decenas de metros de uno y notar como sus fabulosas palas te sobrevuelan. Cuando estás en sus proximidades todos tus instintos te susurran "peligro" y "alejate". Y sin embargo te quedas. Su indescriptible silbido varía al ritmo que marcan las rachas de viento. Te abrazas al blanco tronco de acero que ni diez personas juntas podrían abarcar con sus brazos y notas con todo el cuerpo el ronroneo de sus mecanismos.

Tal vez nos estén engañando. Quizás no son un invento moderno del hombre, sino que un día simplemente aparecieron allí y nos hemos inventado una historia para no sentirnos intimidados por su presencia.
Tal vez alguien los puso ahí para recordarnos lo pequeños que somos.
Y tal vez no estén ahí para recoger el viento sino para crearlo. Y quizás el ritmo imparable de sus aspas es lo que hace girar al mundo sobre sí mismo.

06 agosto 2007

Y entonces el escarabajo derrotó al General

Un día un volcán emergió del mar.
Y creó algo parecido a un atolón.
Al poco tiempo aves marinas, culebras, insectos y matorral lo invadieron todo, se establecieron.
Y por las noches cantaban al unísono en estruendosa y aleatoria sinfonía.

Miles de años despues piratas y contrabandistas se cobijaron en sus cuevas.
Y tal vez añoraron a las mozas levantinas encaramados a una roca y mirando esas estrellas de brillo insultante.

Y unos cientos de años depués, algún general de las Fuerzas Armadas con complejo de micropene decidió utilizar el lugar para hacer puntería con sus obuses.
Y alguna otra lumbrera decidió, en pos del progreso, quemar el lugar para acabar con todo lo que se moviera sin usar sólo dos patas.

Pero desde hace unos años unas cuantas personan intentan restablecer el orden de las cosas.
Y te invitan a conocer la historia del lugar.
Y si caminando por el sendero un escarabajo endémico del lugar lo cruza parsimonioso, toca detenerse. Y observarlo pasar, sin interferir en su camino.

Y es esta curiosa vuelta de la tortilla lo que más me gusta de la historia. Al final el tiempo pone a cada uno en su lugar.

16 julio 2007

Antípodas

Daremos juntos la vuelta al mundo, en distintas direcciones.
Saldremos a la vez del mismo lugar. Un sitio señalado: una plaza con monumento o una encina milenaria.
Y quedaremos días despues en el sitio opuesto del planeta.
Y en la terraza de un café de las antípodas me esperarás un cuarto de hora, porque yo habré errado en los calculos de navegación, confundiendo en mi sextante la estrella polar con un Airbus de las Reales Aerolíneas de Qatar.
Y comprarás la prensa local, para matar el tiempo.
Y pese a estar en otro idioma, no entenderás nada, como aquí siempre te pasa.
Y te entretendrás con las viñetas de humor y llegaré y me sentaré, resoplando.
¿Llevás mucho esperando? Y me dirás que demasiado.
Yo fingiré que te creo y pediré un té, apesadumbrado.
Tu fingirás que te da igual y volverás a tu diario.
Y jugaremos a eso. Pero sólo un rato.

03 junio 2007

Frágil

Dos inacabables segundos sujetando fuertemente el volante de un coche que gira sobre sí mismo fuera de control. La carrocería que se deforma a cámara lenta y pequeños fragmentos de plástico que comienzan a flotar ingrávidos por encima del capot. Una sacudida que te devuelve al aquí y ahora y destapona tus sentidos. Pequeños sonidos a tu alrededor. El siseo del motor roto que se desangra, el goteo de sus fluidos en el asfalto. El sonido de la respiración de tu amigo, al que el abrazo del cinturón lo ha dejado sin aire durante unos segundos. El sonido de la tuya propia.
Tus manos aún cogiendo el volante con fuerza. ¿Estás bien?¿Estás bien? Estoy bien.

Aún me aturde pensar qué pudo haber pasado, los cientos de ramificaciones funestas que podrían haber crecido al abrigo de esos dos segundos en los que el tiempo me paró.
De todas ellas se me ha regalado la menos mala. Soy un auténtico estúpido. Y soy muy afortunado. Y desde hoy, también soy un peatón.

Ojalá esto que escribo le ahorre esos dos segundos a alguien menos prepotente que yo. Ojalá ayude a ese alguien a entender lo frágil que es todo.

01 junio 2007

Exacto retraso de seis meses

Releyendo viejas entradas he decidido que tengo que postear menos y escribir más.
Y publicar lo que escriba en el blog, obviously.
Habrá a gente a la que sonará a perogrullo, pero la diferencia está tan clara que no sé como explicarla.

Supongo que esto es como un propósito de año nuevo, con un exacto retraso de seis meses.

31 mayo 2007

Al final de la burbuja

Las calles de mi barrio se llenan de balcones con carteles de "se vende".
Con el resto de mi vida está pasando algo parecido. Es tiempo de cambio. Muchos de los retazos de eso que soy yo se dejan llevar por la inseguridad y el temor al cambio. Malvenden sus viviendas costosamente adquiridas hace años para emigrar a sitios mejores. Se mudan y me dejan casas vacías, e incluso algún edificio amenazando ruina.
Yo, que a fin de cuentas no soy más que suelo urbanizable y algún que otro tímido paraje natural, observo todo esto como un expectador más, aún dolorido por las cicatrices de las demoliciones. Espero a que se vayan para, una vez convertido en páramo, poder decidir dónde irán las fuentes y dónde los chopos.
Se acabaron las circunvalaciones y los aeropuertos. Ser urbe cosmopolita me terminó saliendo muy caro. Probaré a reencarnarme en tranquilo pueblecito, tal vez en la periferia.
Voy a intentar ser menos, y de paso mejor.

28 mayo 2007

Clasificados

Cambio:
Servicios sanitarios en condiciones, transporte público que no mate a sus usuarios, pluralidad e independencia de radio y televisión públicas, sistema educativo gratuito en colegios de obra y no en barracones, millones de miles de metros cuadrados de parajes naturales recalificados

por:
Cuatro o cinco mamotretos diseñados por Calatrava que cuestan cinco veces más de lo presupuestado, trescientos veinticinco campos de golf para el disfrute de veintiocho jubilados alemanes, barra libre y todos los gastos para los millonarios que esnifan coca en el puerto deportivo con la excusa de una carrerita de barcos y un circuito urbano ensordecedor con calles cortadas, pivones siliconados sujetando sombrillitas y un olor a goma quemada que lo inunda todo. Y fuegos de artificio. Y paella para todos.

Razón: donde vivo.

Hoy las circunstancias me convierten en un partisano, un rebelde, un quintacolumnista. Un elemento peligroso a acallar. Me calaré la boina , meteré las manos en el abrigo y eludiré a los guardias durante el toque de queda, escudandome en las sombras.

Vive la Résistance

17 mayo 2007

Waste dump

Ojálá el + del reproductor además de subir la música bajara el sonido de todo lo demás.
Ojalá algún día escuchando una canción en francés no te des cuenta de que perdiste el verano y cien cosas más y te dé por echarlas de menos.
Ojalá en un descuido tonto alguien resbale y resquebraje el molde con el que hacen los jueves como este.

Obtuso es una palabra que me gusta porque suena a lo que significa.
Saltimbanqui también, pero esa no tiene nada que ver con el día de hoy.

05 mayo 2007

Loren ipsum

Hace no mucho tiempo leí un articulo en un blog que pontificaba sobre lo que es y no es propio de un buen bloguero.
No sé si por desinterés o por mi habitual memoria de pez los unicos puntos que recuerdo son:
- Cuidar a tus lectores (visitas) con una ferrea frecuencia de actualizaciones. Un blog sin cambios es un blog muerto. Si es necesario, acumular posts para suplir las épocas de carestía.
- Jamás escribir en estados alterados de la conciencia (esto estaría en mi top ten de eufemismos mareantes)

Así que puedo por fín puedo decir, no sin cierto orgullo, que NO soy un buen bloguero.
La satisfacción dura poco. Es muy fácil decidir qué no eres.
Lo complicado es ponerle ojos y cara al señor del pijama al que saludas todas las mañanas en el baño.
En esto mirar el DNI no ayuda. Saber quién eres, saber quien eres.
Demasiado tema para hoy. Pido el comodín del público.
¿Quienes son ustedes?¿Y quien soy yo?¿Donde dejé mi coche?

27 abril 2007

Cafetadona

Hace dos días decidí dejarme el café. Para conseguirlo cuento con una caja de té verde e ingentes dosis de determinación.

Y hace dos días que me duele la cabeza.

Conclusión: Nunca beban café. Y si ya beben, nunca se lo dejen.

19 abril 2007

Malas compañías

Últimamente paseo a todas horas a cuatro caniches hiperactivos y gritones: Necesidad, Incertidumbre, Prisa e Insomnio.
De los cuatro sólo aguanto a Insomnio. Tal vez porque los dos somos perro. O quizás por conocernos ya de un tiempo.
Cuando se juntan los cuatro apenas puedo contenerlos.
Jadean y se impacientan. Tiran y se arremolinan mientras ladran al quiosquero.
Tiran de sus correas en todas direcciones y se cruzan por debajo de mis piernas y me hacen tropezar con el mobiliario urbano. Me obligan a esquivar a :

4 peatones que evitan con la mirada a
2 vendedores ambulantes que piensan hacer su agosto con
5 turistas orientales algo decepcionados con la ciudad consultan los planos de
2 paradas de autobuses que a su vez albergan
4 marquesinas publicitarias que inevitablemente contienen
4 carteles electorales profusamente retocados con photoshop en los que aparece una candidata culpable de la instalación de
24 carísimas fastuosas e innecesarias farolas decimonónicas sobre las se apoyan ociosos
24 tripulantes de regata de prestigio que observan con añoranza
1 anemómetro que se aburre girando perezosamente sólo cuando pasa
1 chaval que pese a circular en un monopatín afirma estar haciendo "skate" mientras evita ágilmente
3 deslizantes deposiciones de canes con mal de vientre, símbolo inequívoco de la ciudad, merecedor por sí solo de formar parte de su escudo.

Mientras me incorporo y retomo de nuevo la obligada carrera calculo el momento de escaparme de todos ellos.
De los perros. Y del resto.

23 marzo 2007

Necesidades fundamentales

Sentado en colchón ajeno, sobre el venerable somier sobre el que he levantado mi pequeña fortaleza, observo el suelo de mosaico multicolor, algo suelto y avejentado.
Vivir de prestado, eso es lo que hago. Y en esa mi trinchera espero asomado por la ventana, oteando en los tejados y haciendome amigo insdistinto y lejano de las palomas y de los gatos.
Y seguro de que reduciendo mis dominios podré tenerlos más controlados, memorizo las horas en las que el sol por la tarde pinta de luz y calor las paredes.
Y sé que sólo tengo que esperar un tiempo para estar más a salvo. Cuando se vaya el frío. Cuando vuelva el verano.

28 febrero 2007

Exit music (for a film)

Después de años aprendiendo a plegar bien la ropa y a hacer las cosas como toca uno se descubre a sí mismo palpando con los dedos grietas en paredes que creía inamovibles. Deseando encontrar un pegamento con el que unirse los zapatos al suelo, tal vez para no caer o quizás por miedo a que el suelo se haga añicos y desaparezca debajo de ellos.
Y cuando los problemas de ahora parecen ser un remake innecesario de los de antes, con más presupuesto, mejores decorados y actores mucho más desorientados, uno tiene claro que no es necesario ni aconsejable quedarse a ver los créditos. Mejor recordar la versión original.
Urge una solución. Un buen pegamento . Un letrero iluminado que indique dónde está la salida.

19 febrero 2007

Peluqueros y catarsis

El tipo de persona que se asusta de su reflejo cuando sale de una peluquería suele acabar llevando el pelo largo y mal cortado.
Es el mismo tipo de persona a la que gustan las fiestas de disfraces pero odia disfrazarse.
Por eso cuando ella supo que no iba a la fiesta, prefirió no contarle cual sería su disfraz, por parecerle una impiedad.
Y él estuvo de acuerdo, muy a su pesar.
Y se quedó en casa, limpiando debajo de las alfombras, donde hacía falta mirar y hacía mucho tiempo que no miraba.
Lo de cortarse el pelo lo dejó para más adelante: no quería pecar de ambicioso.
Y podía parecer poco, pero eso era su vida. A veces incluso menos. Y a veces mucho más.

05 febrero 2007

Ensartando nubes

El funambulista controla cada uno de sus movimientos y vive sentado en el filo que separa la falta del exceso. El equilibrio es su razón de ser, y la ansiedad el pan con el que moja todos sus guisos. Si por algún desliz perdiera pie, todo se acabaría. Lo mejor que le puede pasar es llegar al otro extremo del hilo sin mayor novedad.

Ser hombre-bala es mucho más sencillo.
A fin de cuentas tan sólo ha de esperar la explosión, y disfrutar del viaje cuando las cosas se desencadenan.

El hombre-bala es ajeno a la desgracia o éxito de su empresa. La mecha decide el cuándo, y la física de los cuerpos trazará la parábola de su trayectoria.
Y si tiene suerte, esta le llevará lejos y alto, ensartando sucesivas nubes con un "plop!" ahogado , hasta estrellas antes desconocidas.
Muchos pensarán que es una triste tarea, la de hombre bala. E imaginarán terrorifico el momento de tocar el suelo.

Pero a mí me gusta, porque vive en la caída. Se abandona y se abraza al torbellino y aprende a disfrutar de las cosas buenas cuando vienen. Y se sorprende a sí mismo queriendo repetir apenas ha tocado el suelo.

Haganse el favor, sean hombres (o mujeres) bala alguna vez.
Y compartan el sitio en el cañón con alguien especial. Eso es casi lo más importante.

27 enero 2007

Los silencios largos

Creo que cuando a temporadas uno deja de escribir, suele haber dos causas posibles:

1.- A veces conjuran la rutina, el calendario y los insípidos cortados de máquina. Se las arreglan para anestesiarte las ganas de letra. Y no encuentras en la cabeza nada digno de ser dicho, escrito o recordado.

2.- O pasa lo contrario. Y te pasan cosas a las que necesitas estar tan atento que prefieres no desviar la vista, por si te pierdes algo. Y luego te lo guardas todo en un frasco y se queda macerando. Y de esa confitura involuntaria a veces salen las mejores mermeladas.

Pienso que los silencios no son malos mientran estén llenos de algo.
Y en eso estoy últimamente ocupado.
Olvidando lo malo. Y confitando.

15 enero 2007

Homeless

Hola a todos y todas.

Tengo la intención de migrar de hosting (y tal vez de dominio, abandonado mi querido pablix)
Hasta que las aguas técnicas vuelvan a sus técnicos cauces, todo lo que escriba (o deje de escribir) lo encontrareis aquí:

cqpns.blogspot.com

Observareis que los antiguos comentarios en esta ubicación provisional han desaparecido. Es algo temporal, hasta que encuentre un alojamiento definitivo.

Sean buenos, coman muchas verduras y derroquen algunos dictadores entre plato y plato.