30 agosto 2005

Decenas

La Chica de las Decenas del Telecupón sabía que sus dos años trabajo en el programa fructificarían tarde o temprano.
Meses de práctica y perseverancia la habían convertido en la más grácil recogiendo su número y la más inmóvil exponiéndolo. Su sonrisa era la más amplia e incontestable. Su tono, el más inteligible, jovial y despreocupado.

Ni siquiera el colirio vidrioso y cargante de la rubia del Reintegro ni la imponente voluptuosidad mediterránea de la pedorra de los Miles podían eclipasarla en esos tres segundos y medio de protagonismo absoluto en los que ella y su número brillaban con luz propia.

Desafortunadamente ni su agente ni sus admiradores pudieron evitar el abrupto fín de su carrera, cuando durante la prueba que le iba a proporcionar el papel protagonista en una superproducción sólo pudo colocar un pie delante del otro. Y enarbolar una sonrisa radiante, automática e histérica. Y decirlo con toda su alma.

"Decenas".

26 agosto 2005

Good bye, Mr. Moog

Como siempre me entero tarde de todo.
Hace dos dias murió Robert Moog, padre del sintetizador electrónico y creador de los Moog, esos teclados de intrincado aspecto entre catedralicio y espacial que han sido la banda sonora de nuestra infancia y nuestra juventud sin que tal vez lo sepamos.

Este señor no se resignó a que las cosas sonaran como habían sonado hasta entonces y escribió de su puño y letra unas cuantas de las letras del ahora extenso alfabeto sonoro que los músicos de hoy en día tienen a su disposición, utilizando una tecnología que en esos momentos parecía de origen extraterrestre.

Sus cacharros inauguraron una estética tecnológica llena de cables enredados, lucecitas y potenciómetros de la que se valieron Kraftwerk y compañía para poner patas arriba las actitudes y estilos hasta entonces asumidos en un grupo de música.

Más tarde formaciones de pop y rock alternativo los adoptaron de forma natural como un contrapunto intenso y versátil a las guitarras y hoy en día nadie se escandaliza al ver su característico logo encima del escenario de un concierto de cualquier estilo.
Puedo recordar la primera vez que escuché el principio de "Waiting" de Rentals y me pregunté "¿qué demonios es eso que está sonando? Suena a patines de bota blanca, a rosa fucsia, a cocacola y palomitas, a paseos en bicicleta..."

Sin ellos habría una ausencia difícil de llenar en las canciones de mis Lali Puna, Weezer y The Rentals, Daft Punk, Air...

Gracias, Mr. Moog.

22 agosto 2005

Clic

Mis horas de sueño se me habían convertido en periodos en blanco; tres puntos entre corchetes durante los cuales el sueño me echaba del escenario enganchandome el cuello con la curva de un bastón y mi yo cotidiano se quedaba esperando en alguna burbuja la cansina tonadilla del despertador de mi teléfono para volver a enfundarse en mi cuerpo.

Ahora algo ha hecho clic. No he sido artífice del cambio ni soy capaz de identificar su orígen. Tan sólo sé que desde hace unas noches cuando me duermo asisto a un auténtico concierto en clave de REM. Algo me hace soñar más deprisa y más intensamente de lo que nunca recuerdo haber hecho. Extensos y detallados, pero a la vez frenéticos y complejos. Tal vez conscientes de que sólo disponen de una noche para existir y han de echar el resto en las pocas horas que concedo a la cama.

Me son totalmente ajenos, no los entiendo casi nunca. Los lugares y personas que conozco en ellos me resultan totalmente sorprendentes. Y al despertar recuerdo menos de la mitad de la mitad.

Empiezo a pensar que estoy soñando los sueños de otra persona. Tal vez alguien los ha extraviado o los está soñando cada noche con algo de retraso y arrugados, como de segunda mano.

Me siento como si estuviera pirateando los canales de televisión por pago de un vecino extranjero. Lo único que me impide disfrutar de los programas es que siempre los pillo a mitad. Y que nunca vienen subtitulados.

16 agosto 2005

Dentro de la bolsa

Vacas de secano que te devuelven el saludo, surfistas tatuados. Tapas y cañas. Gente de una pieza y mil horas de risas. Barbacrui, sarzichilla y cientotreintayunamil palabras más por aprender. Polvo en el salpicadero. Viento de levante, aguas transparentes y una duna gigante encarmada a la ladera de una montaña. Africa borrosa, dormida tras la neblina pero siempre presente. Noches de veinte horas, conversaciones trascendentales sobre el sexo, el amor y el método para conseguir las ojeras perfectas. Pícaros romeos con terror al gatillazo y un agente inmobiliario al que nunca encuentra el sol. Insomnio y sonrisas. Aspas de molinos gigantes que aparecen y desaparecen tras las montañas. Cesped, arena, cañizo, jaimas y carreteras. Caminos equivocados que siempre llevan a buen puerto.

Uno siempre trae de vuelta más equipaje del que se llevó. Yo no pienso deshacer la bolsa. Se quedará todo allí y así lo conservaré hasta que me vuelva.

10 agosto 2005

Sur

Poca manta y mucha carretera. Me bajo al sur, a huir de la lluvia. A notar la arena resbalar entre los dedos de los pies. A dormir al raso o a no dormir. A mojarme las ideas resecas con aguas heladas del atlántico. A ver si el vapor desenfoca los momentos y los tiñe de azules y tostados virados a sepia.
Y sólo quedan claros los ojos entornados y el blanco de las sonrisas.
Como en las viejas fotos polaroid, tan necesariamente imperfectas.

No seais buenos.

01 agosto 2005

Ouch

Resultado: Empate
Mi cabeza no es ni más dura ni más blanda que el manillar de mi bicicleta.
De momento es la unica conclusión que obtengo (aparte de un puñetero dolorcillo en la sesera) del tropezón que he tenido subiendo unas escaleras con ella a cuestas.

Las bicicletas son para el verano, pero no para subir escaleras. Debería haberme prevenido, Sr. Fernán-Gómez.