30 noviembre 2009
Rectángulos de sol
A la gente que siempre estamos como el tiempo nos está vedada la residencia prolongada en países lluviosos, nos moriríamos del asco. O lo que es peor, terminaríamos acostumbrándonos.
No me gusta llevar paraguas por la misma razón por la que alguien con una leve cojera evita usar una muletas, renuncio a la comodidad del accesorio a cambio de ahorrarme el tenerlo de constante recordatorio. Y no es que no disfrute de la lluvia. Es sólo que si pasan muchos días sin un claro, una urgencia mal domesticada se me mete en los zapatos, necesito salir a la calle y buscar en el suelo rectángulos de sol para poder pisarlos.
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