16 octubre 2007
Sin embargo
Alguien siempretriste normalmente no lo nota, porque su tristeza acaba siendo como el amarilleo de las páginas de los periódicos viejos: de tan omnipresente se vuelve invisible.
Cuando tu páginas son amarillas se altera la percepción del color y se reducen los tonos que puedes distinguir.
De ahí que alguien siempretriste vaya por la vida sin saberlo, y en su ingenuo daltonismo distinga como propios sólo dos colores: el color neutro y el del enfado.
Sé que he sido un triste anestesiado porque durante mucho tiempo sólo pude estar normal, o estar enfadado. Nombre científico: Binario avinagrado.
Ahora sé que ya no me ocurre, porque puedo sentirme mal de más maneras. Y porque noto cuando llega. Y cuando se va.
Y sé que todo esto puede parecer un triste consuelo y una perogrullada.
Y sé que el morado cardenal es un pobre añadido en un cuadro marrón oscuro.
Pero es un consuelo saber que los motores pueden dejar de arder antes de estrellarse con el suelo. Que vale la pena hurgar en la bodega en busca de un paracaídas.
A los que se resientan ante este alarde de positivismo, un bocado de realidad: Esta mañana un bufete de abogados madrileño en representación de compañía telefónica a la que nunca estuve abonado me ha amenazado con embargarme por el impago de una supuesta deuda de 40 euros.
Prueba inequívoca de que alguien muy poderoso está moviendo los hilos ahí arriba para que yo nunca carezca de material surrealista con el que confitar un post.
Pues no, no les daré ese gusto. Podrán llamarme moroso o insumiso, pero a mí lo único que me embargan últimamente son las emociones.
Y tendrán que ser mucho más inteligentes, injustos, reflexivos, imprevisibles ,tiernos, crueles, cariñosos, incoherentes, pacientes, fríos y apasionados para tener éxito en un embargo de esos.
Que el listón está puesto muy alto. Ya pueden ponerse las pilas.
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