25 octubre 2007
Premio desierto
Miss Simpatía y Miss Fotogenia no soportaron más y se enzarzaron a bocados y arañazos en el pase de vestidos regionales.
Pronto el resto de concursantes se unieron a la contienda, en una fabulosa entropía de tacones de aguja, bandas de satén y coronas de bisutería que se hacían pedazos al caer al suelo y hacían resbalar al personal.
Inmerso en esa orgía de muslos torneados, de karate y de carmín, el presentador de tez asalmonada no pudo mantener su perenne sonrisa de gato de Chesire, y notó aterrorizado como su rostro mudaba al de un ajado viajante cincuentón.
Sabiéndose desprotegido, declaró el premio desierto de forma apresurada.
Y desapareció del escenario lanzando una bombeta de humo al suelo.
Como hacen los magos, y los ninjas. Y también a veces los vampiros.
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