15 abril 2004
Finales Timun Mas
El 89% de los niños (y niñas) de mi generación han tenido esos libros rojos de Elige tu propia aventura, editados por Timun Mas. Siempre me fascinó ese nombre "timún-más timún-más". Me sonaba a conjuro de brujería.
Esos libros de género fantistico no se leían como un libro normal. Tarde o temprano se te presentaban decisiones, y en función de la que tomaras, debías ir a una página o otra.
Apenas habían uno o dos finales buenos. Quizás el autor incluía algún final de "ni fú ni fá" si el libro era grueso.
El resto, (salvo versiones edulcoradas para parvulitos) eran finales funestos: fusilamientos, muertes por inanición dentro de una cueva, quizás ser el menú de alguna fiera o acabar desintegrado en un planetucho de chicha y nabo a millones de años luz de la tierra.
Esas páginas eran mi definición personal del fracaso en mis años de cole, siempre acabadas con la temible coletilla en negrita de
Su visión, al primer golpe de vista, mandaba ya un claro mensaje: la has cagado. Leer el texto era un ejercicio de masoquismo, porque solía ser una detallada descripción de la desgracia de tu personaje y sus amiguitos.
Yo tenía aun amigo del cole llamado Matías obsesionado con esos libros: tenía decenas, eran su regalo favorito por tener buenas notas. Cuando suspendía algo, lloraba de la rabia ante la perspectiva de no poder ampliar su inmensa colección.
A mí, mis padres nunca me premiaron por tener buenas notas (eso quizás ayuda a explicar mis siguiente 15 años de vida)
Bueno, eso es una conjetura, porque como nunca saqué buenas notas, no les di la oportunidad de regalarme nada. Qué fallo.
El 98.4% de los niños (y niñas) actuales prefieren jugar a las consolas. A fin de cuentas un juego de ordenador te permite tomar cientos de decisiones por segundo y además te ahorra tener que imaginarte el final funesto, representando tu muerte en gráficos polignales texturizados a 28 pulgadas con 32 bits de profundidad de color, a 90 fotogramas por segundo y en sonido envolvente 5.1
El 68.4% de los niños (y niñas) que leían esos libros hacían trampas. Yo también , por supuesto.
Si te ibas a la página 46 ("Si decides intentar saltar al otro tejado, pasa la página 46") y veías fugazmente un Fin, instantáneamente recordabas que realmente querías ir a la 68 ("Si te escondes tras la caseta de la azotea, pasa a la página 68"). No era tan grave... a fin de cuentas, nadie se enteraba. Era instinto de supervivencia puro y duro.
Hoy en dia a veces deseo retroceder a la página de antes pero en la vida real eso aún no se ha inventado. Tambien en ocasiones pienso en los finales de "Elige tu propia aventura". O te pasaba algo rematadamente malo (generalmente morirte, a veces incluso peor), o tenias un final apoteósicamente feliz.
Pero nunca acababa en "... tras eso te hicieron indefinido en el curro y el banco te concedió la hipoteca a 40 años para pagar el cuchitril que te ofecía la inmobiliaria y empezaste a ahorrar para casarte con la Juani. Fin."
Eso me hace pensar que los finales Timun Mas no existen en la vida real. O eso, o que todavia no he encontrado la página buena. Ni nadie que yo conozca.
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