28 abril 2004
Do it yourself
El juego de caderas necesario para darse uno mismo una patada en el trasero sólo se adquiere con años de práctica.
Es posible que en los primeros noventa y tres intentos lo único que consigamos sea dar la patada al aire y caernos de culo de forma bastante ridícula.
Tampoco está mal: a los hambrientos de patada en el trasero la humillación nos resulta un buen sucedáneo.
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