18 abril 2004

El chantaje de una piedra

Harto de tropezar una y otra vez con la misma piedra, un día la cogí y la metí en un frasco.

Durante un tiempo todo fue bien, pero ahora amenaza con hacer huelga de hambre hasta que no la libere, y me monta sentadas y piquetes silenciosos en la despensa. Y tiene revolucionadísimos al tarro de café y a los sobres de poleo-menta.

Y lo peor es que el truco le funciona, maldita terrrorista emocional.

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