24 agosto 2004
Historia Inútil
Ahora resulta que al Barón Rojo no lo mató un piloto aliado.
Recientes estudios demuestran que al As de la primera guerra mundial lo dejó seco una bala perdida proviniente de una lejana ametralladora situada en una trinchera.
Aún así, el tal Von Ritchtoffen aún tuvo tiempo de efectuar un impecable aterrizaje y palmarla sentadito en el avión en medio de un prado. Ya se sabe, si quieres algo bien acabado, encargaselo a un alemán.
El piloto inglés que hasta entonces se había adjudicado su glorioso derribo resulta que no dió ni una (pero voló bien cerquita de su oponente).
Y el artillero australiano que acertó al temido piloto alemán, se murió de viejo sin sabe que había derribado al más famoso piloto de caza del siglo veinte.
Lo cual es ciertamente trágico, porque los nietos se quedaron sin escuchar una batallita de sobremesa realmente sublime (y verídica, para variar). Y podrían haber rentabilizado esa anecdota durante años en el colegio. Y probablemente habrían sido más populares y la pelirroja de pecas les hubiera dicho que sí.
Termina el documental y me quedo mudo.
La guerra es siempre estúpida, pero en ocasiones se supera a sí misma.
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