11 agosto 2004

Extraña siamesa

Al igual que a todo el mundo se le hace raro escuchar su voz grabada, a mi siempre se me ha hecho extraña la imagen de mi sombra.
Siempre que he caminado con el sol de espaldas la he visto y me he preguntado durante un rato cuales son sus motivos para calcarme los pasos, el porqué de su manía deslizarse sobre el suelo por delante de mí.
Ahora que el sol abunda mi sombra es más definida y cortante, casi agresiva, y no me gusta tenerla cerca.
Así que sólo camino a mediodía, cuando sé que la tengo pegada a las suelas y de ahí no puede salir.
O la reyuho, y salgo de noche, cuando vaga por algún otro lado.

Sólo de noche nos concedemos un respiro mutuo.

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