16 agosto 2004

Caída libre

Este fin de semana uno de mis amigos ha saltado en paracaídas desde cuatro mil metros.
Yo conduje ochocientos kilómetros para bailar durante diez horas con veinte mil personas en medio del desierto y acabar durmiendo en la playa tras un baño reparador.
Despues de intercambiar impresiones he llegado a la conclusión de que las experiencias fueron parecidas.
Y el aterrizaje igual de suave.

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