13 julio 2004
Mi cuerpo, las normas del credo y el agente Smith
Yo no confiaría mi alma inmortal a alguien con gafas de sol. Supongo que se trata de eso.
Lo he pensado detenidamente. Las parejas de mormones americanotes que pululan de un lado a otro por las ciudades inspiraron el diseño de los personajes de los "agentes" de Matrix.
Tan pulcros y silenciosos. Tan trajeados y tan imperturbables. Tan ajenos al sistema que les rodea y sin embargo tan pretendidamente integrados en él. Faltan las gafitas de sol, pero seguro que esa carencia está estudiada y es intencionada.
Los observo sentados en el tren comunicandose entre ellos en un limitadísimo castellano (las normas del credo lo imponen) y concluyo que decididamente no están nada a gusto con sus propios cuerpos.
Residen en ellos y los transportan con fines meramente utilitarios, pero está claro que ni los conocen ni los disfrutan. Supongo que los niegan. Las normas del credo también lo imponen.
De hecho las normas del credo suelen negar cualquier cosa obvia (que tienes cuerpo, que te encanta el sexo, que un día vas y te mueres).
Me planteo seriamente la posibilidad de sentarme frente a ellos, mirarles fijamente y preguntarles si disfrutan de sus cuerpos.
Asumo que las palabras "disfrutar" y "cuerpo" están en su finito vocabulario de inglés-español y eso me anima.
Pero me imagino que ellos contratacarían con preguntas sobre un tema en el que pienso con muy poca frecuencia.
Y seguramente, de poco preparada, mi respuesta les incomodaría.
Y tampoco es cuestion de incomodarlos.
Que pelean muy bien, y además esquivan las balas.
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