23 julio 2004

Al fin ya

Lo noto. Es un sabor ácido en la base de la lengua. El vello de los antebrazos que se mece con el aire a contrapelo. Y el hormigueo en las muñecas y en la nuca.
Es mi cuerpo el que lo nota, se anticipa y protesta. Porque las quiere ya, las necesita.
Y yo no voy a negarselas.

Son mis vacaciones.  Quice días de asueto improvisado.
Imprevisible. Imprevisto. Imposible.
Imposible será que me encuentren durante esta quincena.
Así que me busquen, si quieren.
Que yo y mi cuerpo estaremos en cualquier otro lado.

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