11 marzo 2004
Esta mañana
Dentro del vagón nadie ha hecho preguntas. No era necesario.
Uno de los chavales tenia puesto un auricular e iba contando a sus compañeros lo que iban diciendo en el noticiario de Radio 1.
Cada novedad aportada por el de la radio era contestada sólo por sus amigos.
"Qué fuerte"
"Tio, a ver si petamos nosotros tambien"
"Mira que eres capullo, joder"
El resto de los viajeros callabamos, con la mirada perdida. No por no estar haciendo caso. Todos estabamos pendientes de las palabras de ese chaval, pero sencillamente estabamos enmudecidos.
Habian pasado apenas hora y media, y estábamos a cuatrocientos kilómetros de distancia, pero viajabamos en un tren idéntico al tren de la radio. Era imposible no imaginar. En esas situaciones es imposible responder al dictado de ninguna lógica. Muchos de nosotros nos habíamos subido al tren sin conocer la noticia.
Miré a afuera: Ventana, borroso,árboles, una casa. ¿La ultima que vea?
Me quito el pensamiento de la cabeza como puedo y vuelvo a mirar adentro.
No era el unico que tenía ese pensamiento. El velo de frialdad matutina ferroviaria estaba hecho añicos.
Las miradas se cruzaban, cara a cara. Nos mirabamos a los ojos los unos a los otros.
Revisores, peones de obra, estudiantes, jubilados... nos sosteniamos la mirada unos segundos.
Nunca una mirada de un extraño me ha dicho tantas cosas.
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