29 marzo 2004

Dos párrafos

"Pasó sus primeros veinte años de vida en un circo, corriendo de un lugar a otro, y jamás en todo ese tiempo pisó la misma ciudad dos veces. ¿Habría existido alguna vez otro circo que errase en forma tan desmesurada? Hijo de acróbatas, la infancia le llenó cada día de paisajes nuevos, y fue amigo de enanos y payasos, de domadores y leones, ponies, trapecistas, funambulistas, hombres-bala y elefantes. Conocío tres Buffalos Bills y dos indias bailarinas que se dejaban cortornear de cuchillos.

A los catorce años, se enamoró de una adolescente que durante tres noches ocupó la segunda fila. La tercera noche (él ayudaba a la dama de los perritos amaestrados), la adolescente le guiñó el ojo y él se puso rojo como un tomate. No supo como reaccionar y cuando hubo meditado un método de acercamiento ya era demasiado tarde: viajaba por la carretera, en una caravana de carros, hacia la ciudad siguiente (...) "



de Melocotón de manzana, libro de relatos de Quim Monzó

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