02 febrero 2008
Maldita colada
En esto, como en todo, supongo que cada uno tendrá sus manías, pero yo acostumbro a guardar mis estados de ánimo en el bolsillo trasero del pantalón.
Sé que no suena muy glamouroso, pero después de muchos años de uso, tenerlos a mano liados con una goma elástica (la colección ha ido engrosando con el tiempo) ha demostrado ser la mejor solución.
No importa si he de hablar en público, pilotar un cuatrimotor o aprender portugués borracho de tequila. Lo importante realmente es tener a mano el estado de ánimo adecuado.
Esta noche al quedar con mis amigos me he dado cuenta de que he echado a lavar un pantalón con todos mis estados de ánimo dentro. Me he percatado al entrar en el bar, he buscado frenéticamente en la bolsa y sólo he encontrado uno arrugado, el que suelo emplear para esperar al autobús, para hacer fotocopias y para cambiarle la arena a los gatos.
Como podrán ustedes entender, la noche ha sido un auténtico desastre.
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