07 febrero 2008

Lo aplazo todo

Mi vida muchas veces ha sido novela de aventuras.
Otras veces, drama dieciochesco, tragedia griega, betseller de espionaje, cuento sin moraleja y hasta cómic de la marvel. Mi libro a veces kafkiano, muchas más bukowskyano, ha tenido páginas del kamasutra, de sainetes populares, de ópera rock e incluso de suplementos de economía.
Pero últimamente lo aplazo todo por necesitar hacer cosas más aburridas e inapelablemente necesarias. Y al aplazar y aplazar todo se uniformiza, la letra se empequeñece y las páginas pierden su consistencia y su color. Y acabo viviendo un listín telefónico.
Lo cual por un lado no esta mal por eso de tener controlados los teléfonos de la gente. Pero para todo lo demás es un auténtico coñazo.

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