12 noviembre 2004

Overbooking

Que a nadie se le escape el hecho de que a la cebra no le hace falta correr tanto como el león.
Le basta con trotar un poquito más ligero que la cebra que tiene al lado.

Este pensamiento no es cosa mía, sino de uno de mis múltiples tocayos geniales (un tal Carbonell) .

Lo cual me lleva a un tema de vital importancia: Queridos futuros padres de genios, hagan encuesta popular en la pescadería. Rescaten algo poco visto del santoral, o del árbol genelógico familiar. Recurran a los clásicos de la mitología griega o plagien el apodo de su delantero favorito.

Lo que sea, menos llamar a su hijo "Pablo".

Ya hay muchos, y muy buenos.
Y a los demás nos resulta un papelón estar a la altura.

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