20 octubre 2004

Orla

Fotograma teñido de sepia en orlas ajadas. Salas de estar con papel pintado y mesas camilla.
En su cara absorta, la misma mirada perdida y oblicua que la de sus otros compañeros de promoción perseguía un punto imaginario. El mismo que todos los demás.
Arriba, a la izquierda. Sonría. Quieto. Ya.

Nunca tuvo claro si lo malo era querer quedar primero o envidiar al que lo hacía.
Nunca fue competitivo.
Su nombre habitó en el grueso de listas sin final, respirando anonimáto. Subsistiendo a base de él.
Sólo tuvo algo distinto: coleccionaba palabras alérgicas al polvo.
Las calló para no perderlas. Nadie las escuchó nunca.

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