30 junio 2004
Que muerdo!
A pesar de todo hay días en los que me despierto domador de cocodrilos.
Y se pintan seises en todas las caras de los dados y la calle me huele a verano.
Y ya pueden venir el séptimo de caballería, la armada invencible y los atascos del centro. Ya pueden ponerseme en medio el fondo monetario internacional al completo y su ejercito de contables casposos, mis montañas de ropa arrugada y el vacío polar de mi nevera. Hordas de salvajes funcionarios de hacienda, motos que nunca arrancan a la primera y mesas cojas recien compradas.
Que los tumbo de un coletazo. Y me los como de almuerzo.
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