24 junio 2004
Felpudo maldito
Toda la vida he tenido la costumbre de esconder el desorden bajo el la moqueta cuando recibía visitas.
Ello me ha permitido ser un anfitrión medianamente agradable incluso cuando tenía la casa hecha un desastre.
En ocasiones mis visitas detectaban cienta ondulación en el suelo pero ello no dejaba de resultarles curioso: les divertía y en ocasiones la anomalía protagonizaba los momentos más divertidos de la velada.
Sin embargo, últimamente me preocupa el volumen de caos acumulado bajo mis pies. Ha curvado el suelo hasta convertir mi salón en una empinada colina. Y temo que empiece a ser dificil y hasta peligroso escalar para visitarme en la cima.
Descartada la opción del exilio, me he planteado no organizar más guateques hasta tener la casa más limpia.
Por la parte que se ve. Y por la que no, tambien.
He empezado sacudiendo el felpudo,y se ha levantado tal nube de polvo que no veo ni las palmas de mis manos.
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