15 junio 2004
Interferencias
Camino por la calle y olvido las caras antes de haberme fijado en ellas.
Si cierro los ojos no me envuelve el negro. No hay oscuridad, sólo la nieve difusa y frenética de una televisión vieja crepitando detrás de mis párpados.
Le acompaña en mi cabeza el sonido de una radio con el dial desajustado. El ruido de fondo, sucio y eléctrico, me mece en mi duermevela, dejandome oir voces lejanas y fragmentadas en distintos idiomas, nunca el mío. Las palabras que escucho resbalan y caen de mis oidos. Se pierden. Y estoy demasiado cansado para volver sobre mis pasos y recogerlas.
Encapsulado, apantallado, hermético y estanco. Ajeno a todo, menos a las interferencias.
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