28 noviembre 2008

Lo que nos pasa

Suprima los momentos en los que usted no es dueño de sí mismo.
Descarte lo pensado bajo la influencia del alcohol, o de las drogas.
Evite tener en cuenta los actos realizados en la euforia de un romance incipiente.
Ignore las palabras amargas o los actos de despecho posteriores una ruptura traumática.
Pase por alto incluso los desvaríos propios de la falta prolongada de sueño.
Elimine todo esto, y de usted quedará más bien poco. Y lo que quede será tremendamente aburrido y carente de auténtico interés.
El hecho es que sobre lo que nos pasa no tenemos siempre el control. Y lo que nos pasa no siempre nos gusta.
Pero por más que nos convenzamos ilusoriamente de que somos lo que somos, el hecho innegable es que somos lo que nos pasa.

Y lo que me ha pasado a mí hoy es que he bebido demasiado vino en la cena, y por eso ahora escribo lo que escribo, y ustedes acaban pagando el pato. Una tragedia.

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