03 diciembre 2004

Ausentes

Es infinitamente más fácil encontrar una razón para seguir despierto que una para meterse en la cama.
Al menos para mí y para el resto de los coleccionistas de ojeras. Viejos prematuros, voyeurs crepusculares. Contadores de futiles ejércitos de ovejas olvidadas, que balan con desgana sabiedose de poca utilidad.

Si te cruzas con nosotros tal vez nos reconozcas.

Somos los que se trasponen esperando el verde del semáforo en medio del ajetreo, y se sobresaltan sorprendidos al ver que todo el mundo ha empezado a caminar.
Los que asidos a una barra en el metro apoyan la barbilla en un brazo.
Los que nunca responderán a la primera cuando alguien se dirija a ellos.
Los que se olvidan de que están leyendo un libro en el tren pero se quedan con la mirada perdida entre las líneas.

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