06 septiembre 2004
Star system (amelódico)
El niño amelódico era flaco, blanco y canijo. Casi transparente. Tenía el pecho tan hundido que casi quedaba detrás de su espalda. Y de él nunca salía una nota afinada, lo cual le valió el mote.
Se hizo mayor con desgana, como a remolque del resto de la clase, y los mayores se burlaban de su voz imperceptible y de su bigotillo translúcido.
Un día, el niño amelódico se hartó de las burlas y en clase de gimnasia decidió dar el DO de pecho. Pero le salió un SI bemol de lo más quejumbroso y desvaído. La cola de su aullido dió paso a un silencio seco y casi rugoso quedó cortado por las palmas de un señor con gabardina que pasaba por allí (y que estaba entusiasmado).
El señor, de nombre estridente, resultó ser el cazatalentos del pequeño y prestigioso sello independiente de un enorme y odiado sello multinacional.
Vendió cien mil copias de su primer disco antes de quitarse el chandal del colegio. Y en nueve días todas las adolescentes con tendencias suicidas de la nación tenian un poster de su boca abierta. De su bigote indeciso y seccionado y de su campanilla húmeda y vibrante. Y de esos ojos que pedían perdón antes de decir hola.
La historia del niño amelódico acaba raro: se mandó fabricar una bicibleta con orugas de carro de combate y se exilió a una isla desierta donde aún peladea absorto y feliz en interminables playas desiertas.
La gente ya le ha olvidado, pero puedes encontrar su cinta en algunas gasolineras.
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