14 septiembre 2004
Segundo disco
Algunos grupos tienen un debut perfecto. Lo escuchamos todos los días en las radiofórmulas.
En ocasiones una decena de temas gestados en un garaje con olor a naftalina y humedad invade las radios de medio planeta.
Y se vende como churros un disco de presentación redondo donde cada corte es un himno, donde no sobra ni falta nada.
Ocurre a veces que a la hora de repetir el éxito, en el segundo disco, la banda fracasa.
Las condiciones son distintas. Disponen de todos los medios del mundo.
Escriben, tocan y graban conscientes de la atención que van a suscitar. La frustración del segundo disco es algo que muchos no superan.
Los compositores que mantienen en nivel en los siguientes discos salvan la papeleta de dos formas : están los que consiguen olvidarse de las ventas, y los que, aun teniendolas presentes, continúan haciendo buenas canciones.
Hasta que supongo que se hartan y se hacen managers o directivos de discográfica. O se mueren de sobredosis.
Y luego estan (estamos) los malos. Los que no venden un churro. Los adictos al olor a naftalina y humedad.
Los que disfrutarán años y años tocando en el garaje, hasta que les echen los vecinos. O se mueran de sobredosis, claro está.
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