08 septiembre 2004

Desfase

Aprendiste a caminar muy tarde.
Mientras otros daban sus primeros pasos, tu aún gateabas. Gateabas, sí, pero a velocidades fabulosas.
Estuviste matriculado en la autoescuela cuatro años, sin asistir a una sola clase.
Luego te sacaste el carnet en cuatro semanas.

Es lo bueno del desfase que te persigue desde que naciste: empiezas las cosas más tarde de lo que deberías, pero las empiezas con ganas.
Y las dejas cuando te apetece, no cuando se supone que es el momento de dejarlas.
Total, los demás ya hace rato que se dedican a otra cosa.
Vives exhiliado de la rejilla habitual de acontecimientos predecibles. El limbo de los que se pierden por el camino no debe estar tan mal.

Te riges por el ritmo caprichoso de un tic nervioso. O el del goteo de un grifo mal cerado. Sólo que es tuyo, y te sientes cómodo con él.

O tal vez naciste antes de tiempo: eso explicaría tu vocación de piloto espacial.

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