06 diciembre 2008
Los términos medios
Pasa a veces que me siento viejo. No viejo como una persona, más bien como una piedra, o una montaña. Insensible al clima o al paso de las estaciones. Un accidente congelado, tan inamovible como calmado.
Otras veces reverdezco, y me encuentro tan ingenuo y permeable como un niño, y pruebo y a veces me equivoco, muchas de esas veces con gusto y otras muchas, no tanto. Como un manojo de nervios, un hermoso atajo de sonoras contradicciones.
El tiempo me ha enseñado que entre estos dos estados es tan inútil como dañino buscar los términos medios. Hay que vivirlo todo, hay que ser -y padecer- todos los cambios.
Habrá que preocuparse cuando dejen de ocurrir, cuando ya nunca nos queramos sentir distintos.
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