31 diciembre 2008

Damages

Mi tos de nochevieja ha aparecido puntualmente. No recuerdo unas navidades adultas sin haber estado resfriado. Tal vez mi "cof-cof" será pronto añadido al hatajo de inevitables liturgias paganas junto con el "jo-jo" de Mr. Claus, los anuncios de muñecas que hacen pipí de verdad y los noticiarios de salvajadas en Gaza.
En estos días en los que se proscribe la soledad y en los que muchas sonrisas cortas de combustible nos aterrizan encima forzosamente he tenido algunos encuentros y algunos desencuentros. Y se me ha hecho patente que que la ciudad está repleta de personas un poco dañadas, que sobreviven a la navidad y a lo que viene después, como buenamente pueden, lamiendose las heridas al margen del carnaval y de las colas de caja.
Y eso no es necesariamente malo, en ocasiones es una garantía de humanidad. Desconfío de quien siempre aparenta dar la talla, responder a las espectativas, estar disponible y sonriente. Esas cosas no siempre pueden ser verdad.

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