10 diciembre 2008
Trash Christmas
Cuando llegó la navidad de ese año, nadie estaba preparado para ella. Quizás por eso salió tan bien.
Los centros comerciales quedaron vacíos. La gente, sin un duro para gastar, prefirió quedarse en casa.
Se documentaron al menos veintiseis casos de avistamientos de niños jugando con los juguetes de años anteriores.
Los anunciantes, incluso los de más renombre, retiraron los spots de las cadenas. Ello, redujo por primera vez el número de ingresados por SSPN( Síndrome de Stress Publicístico Navideño).
Como efecto colateral, las películas en televisión comenzaron a durar lo mismo que en el cine, lo cual contrarió a más de un televidente que contaba con las asumidas pausas publicitarias para hacer una visita al baño. Afortunadamente el incidente sólo provocó daños materiales.
Papá Noel planteó un plan de austeridad que incluía el despido del 70% de la plantilla.
Dicho plan, lejos de ser llevado a cabo, tuvo como efecto la consolidación del Sindicato Unificado de Duendes Trabajadores, que tras diversos piquetes y sentadas consiguieron atraer la atención pública sobre ciertas actividades de la compañía que rozaban la ilegalidad.
Entre dichas actividades, destacaban repetidas violaciones del espacio aéreo de diveros paises en vuelos ilegales en trineo, la importación juguetes sin satisfacer las obligaciones arancelarias, explotación infantil, idiotización infantil, prácticas de mercado monopolístas, etc...
Dicho escándalo hizo que Noel, junto con tres renos presuntamente implicados pertenecientes a la junta directiva, abandonara su cargo como CEO, no sin antes hacer un potente desfalco de las arcas de la empresa.
El último paradero conocido de los directivos huídos son las Antillas Neerlandesas, único paraíso fiscal en el que los renos no pasaban calor.
La compañía, ahora gestionada por los propios duendes, adoptó un modelo de gestión participativo y aceptó una oferta de compra por parte de los antes llamados Reyes Magos, que abdicaron de sus tronos para dirigir la empresa y actualmente intentan redirigir el modelo de negocio a la fabricación de espumillón hecho de papel reciclado, una mercado tan emergente como inútil al que los analistas auguran un brillante futuro.
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