17 enero 2008
Kentucky
Este mundo es capaz de encumbrar, enriquecer y hasta inmortalizar a un tipo que lo único que hizo fue inventar una nueva manera de freir alitas de pollo. Mientras, ignora a millones de personas importantes que escriben sin saberlo efímeros libros de historia en los que las páginas -repletas de diminutas y cotidianas proezas- se desvanecen en cuanto sus agotados protagonistas se arrastran a sus camas y cierran los ojos vencidos por el sueño.
Este mundo sólo nos deja la opción de emigrar a otro.
O la de intentar mejorarlo.
O la de inventar el sandwich de atún perfecto y venderlo con un nombre pegadizo.
Me da la sensación de que todos terminamos escogiendo una.
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