30 enero 2008

Error humano

Hay meses y momentos en los que a duras penas consigo escalar para orientarme las montañas enmarañadas de nadas y de demasiados que los últimos accidentes que he coprotagonizado han dejado esparcidos por el paisaje. Y vagabundeo entre árboles carbonizados y acero retorcido, intentando dilucidar si en el momento en que las hélices se olvidaron de girar estaba más cerca del punto de partida que el de destino.
E intentando recordar de donde partí, a donde iba y el porqué de ese viaje fallido, malvivo de las raciones de supervivencia. Y me siento a otear el cielo, esperando a que el humo escampe y aparezca alguna estrella con la que orientarme.

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