09 mayo 2005
Sillas decepcionadas
Esperando mi turno en la peluqueria -qué gran principio para un post- estaba bastante aburrido, así que deslicé mi mano a la mesita en la que había amontonados diversos libros de diseño y revistas de tendencias.
Abrí con interés un pequeño pero grueso librito de Taschen dedicado al diseño de sillas y butacas.
Tras un repaso bastante completo llegué a la conclusión de que nadie ha tenido una idea original en cuanto a diseño de este tipo de mobiliario en los ultimos treinta y cinco años.
De hecho, la mayoría de los modelos que usamos se pensaron en la década de los treinta.
Tal vez esto esté ocurriendo a todos los niveles. Tal vez las palabras y los sentimientos que creemos nuestros sean repeticiones, una imitacion de lo que ya fueron y hemos olvidado. También pensé que esos geniales diseñadores nórdicos, ahora ya mayores, han de estar muy decepcionados. Se atrevieron a soñar un futuro idílico de gente joven y ociosa, estancias luminosas y butacas de biodiseño que nada tiene que ver con el presente que padecemos.
Me sentí poco importante, vacuo e intrascendente. Cuando llegó mi turno y la chica me preguntó cómo lo quería, tenía unas ganas terribles de decirle que no importaba, que hiciera lo que hiciese seguro que alguien ya lo había hecho antes.
Afortunadamente no quise poner ese reto a su creatividad personal, ahora estaría pagando las consecuencias.
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