12 mayo 2005

Pulpa

Día tras día resbalaba con la pulpa que dejan las ilusiones cuando las tritura el peso de la rutina.
Decidió, para evitarse percances, recogerla toda y meterla en frascos.
La vendió como confitura y se hizo millonaria: a la gente le gustan los sabores dulces con final amargo.

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