01 marzo 2008

Y ahora qué

Disclaimer: Nunca me han llamado la atención las historias de gangsters. Ni pude ver sin dormirme ninguna de las entregas de El Padrino, por múy sacrílego que pueda sonar, hasta hace unos pocos meses, que me las ví casi de un tirón y lo disfruté como un enano. Una vez avisados, vamos allá:

"Lo que distingue a Los Soprano de cualquier otra serie, lo que la hace mejor y a la vez diferente de cualquier otro formato televisivo que haya visto es la enorme humanidad y complejidad presente en todos los personajes, llegando a profundizar en ellos hasta el punto de resultar totalmente conocidos por el espectador (en especial con Tony, el “alma” de la serie), a la vez que recrea una ambientación y una trama digna de la mejor película de gángsters mientras deja como reflexión subliminal cierta comprensión hacía estos asesinos despreciables pero carismáticos como pocos, sus familias, su forma de actuar y su cuanto menos contradictorio estilo de vida, aderezado con unos guiones sublimes que aportan tramas y momentos épicos, lo que en resumen produce una perfecta comunión que sin duda sitúa a Los Soprano a un nivel distinto al de cualquier otra serie."


(Extraido de Memorias del olvido)

Lo único que sé es que mientras el resto del planeta bebe, se divierte y socializa yo he degustado el últimísimo y soberbio episodio de la última temporada como quien descorcha la mejor botella de su bodega.
Y ahora quedo huerfano de estos personajes que me han acompañado durante todos estos meses turbulentos. ¿Qué haré ahora sin ellos? Y lo digo en serio. Salvando la (enorme) distancia puedo entender la pena del Bastian Baltasar Bux de La Historia Interminable, cuando lloraba sabiendo que al terminar un libro jamás volvería a saber de sus protagonistas.

Aunque es improbable que sus ídolos fuesen estos entrañables despiadados y encantadores sociópatas o sus sufridas señoras. Tampoco creo que sus patrones de conducta fuesen tan caóticos e imprevisibles, ni los desenlaces de sus historias tan ajenos a esa moralina que uno acaba presuponiendo a toda producción estadounidense.

Porque si algo se aprende con los chicos del Bada Bing es que tal vez dios no juega a los dados, pero seguramente hay largos ratos en las que se distrae y mira hacia otro lado.
Y que todos tenemos un monstruo adherido con velcro a nuestras espaldas esperando a que nos giremos para suplantarnos y tomar con decisión las decisiones equivocadas, las que terminan haciendonos daño.

Y sepan que no se me escapa lo potencialmente patético que pueda resultar este post, teniendo en cuenta la hora que es, lo que se aleja de la temática (si algo parecido a eso existe) de este blog y lo mucho que he cuestionado con sorna la vida propia de la gente que establecía relaciones adictivas con producciones del tipo Lost, Ally Mcbeal, Friends, etc...

Entiendan por tanto que el hecho de que me exponga a esa crítica es una prueba, no tanto de la calidad de la serie, si no al menos de lo convencido que estoy de ella.

Y a cualquiera que piense lo contrario, estoy dispuesto a enviarle a alguno de mis primos, seguramente reciban una oferta que no podrán rechazar.
Salute.

0 comentarios: