12 octubre 2005
He inventado la rueda
En los lugares donde no hay ni una rayita de cobertura en el teléfono, los pájaros no necesitan mover las alas para sostenerse trazando arcos a cientos de metros encima de tu cabeza.
Y puedes escuchar el ruido que hace el suelo cuando roza con el viento.
Y si te quedas de pie encima de una piedra, bajo un cielo tan ancho que no te cabe en un sólo recuerdo, te entran ganas de gritar para ver qué te responde.
Pero ese silencio perfecto y viejo no es tuyo, y al darte cuenta se te quitan las ganas de romperlo.
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