30 agosto 2005

Decenas

La Chica de las Decenas del Telecupón sabía que sus dos años trabajo en el programa fructificarían tarde o temprano.
Meses de práctica y perseverancia la habían convertido en la más grácil recogiendo su número y la más inmóvil exponiéndolo. Su sonrisa era la más amplia e incontestable. Su tono, el más inteligible, jovial y despreocupado.

Ni siquiera el colirio vidrioso y cargante de la rubia del Reintegro ni la imponente voluptuosidad mediterránea de la pedorra de los Miles podían eclipasarla en esos tres segundos y medio de protagonismo absoluto en los que ella y su número brillaban con luz propia.

Desafortunadamente ni su agente ni sus admiradores pudieron evitar el abrupto fín de su carrera, cuando durante la prueba que le iba a proporcionar el papel protagonista en una superproducción sólo pudo colocar un pie delante del otro. Y enarbolar una sonrisa radiante, automática e histérica. Y decirlo con toda su alma.

"Decenas".

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