16 agosto 2005
Dentro de la bolsa
Vacas de secano que te devuelven el saludo, surfistas tatuados. Tapas y cañas. Gente de una pieza y mil horas de risas. Barbacrui, sarzichilla y cientotreintayunamil palabras más por aprender. Polvo en el salpicadero. Viento de levante, aguas transparentes y una duna gigante encarmada a la ladera de una montaña. Africa borrosa, dormida tras la neblina pero siempre presente. Noches de veinte horas, conversaciones trascendentales sobre el sexo, el amor y el método para conseguir las ojeras perfectas. Pícaros romeos con terror al gatillazo y un agente inmobiliario al que nunca encuentra el sol. Insomnio y sonrisas. Aspas de molinos gigantes que aparecen y desaparecen tras las montañas. Cesped, arena, cañizo, jaimas y carreteras. Caminos equivocados que siempre llevan a buen puerto.
Uno siempre trae de vuelta más equipaje del que se llevó. Yo no pienso deshacer la bolsa. Se quedará todo allí y así lo conservaré hasta que me vuelva.
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