21 febrero 2005
No barre la pena
Durante mucho tiempo barrí sin descanso sin darme cuenta de que mis propias suelas eran las que trufaban de despercidios el suelo tras mis pasos.
Luego me cansé de barrer, pensando que no valía la pena el esfuerzo.
Ahora sé que algunos problemas se arreglan desde dentro y hacia afuera.
Y si quiero saber como están unos suelos, tan sólo miro las suelas de su dueño.
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