22 febrero 2005
Invadido
Las envidias en el trabajo. Lo poco valorada que está la colaboración en la biblioteca y la falta de seriedad de las alumnas becarias. La madre manipuladora y egoísta, que siempre ha vivido entre algodones. Lo hermanos, desconsiderados e insolidarios. El amabilísimo señor de Gas Natural al que no habían contratado el servicio de calefacción a pesar del largo viaje realizado. El difunto padre, figura dominante y respetada que dejó un gran patrimonio dilapidado en pocos años con gran irresponsabilidad. La discusión provocada por la elección del tapizado de los sillones. A quién se le ocurre escoger una tela parecida al ante en unos muebles de exterior...
Pensaba dedicar mi viaje de tren de hoy a hacer un instrospectivo repaso de mis miserias personales, pero un señor se ha sentado a mi lado y ha comenzado a declamar las suyas propias a sus amigas, con tono y cadencia de soliloquio de tragedia griega.
EL volumen de mi reproductor mp3 se ha mostrado a todas luces insuficiente para eclipsarlo.
Ahora tengo la cabeza invadida de problemas y lo peor es que no son los míos.
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