05 septiembre 2008

After years of waiting nothing came

Y los teléfonos se hicieron más pequeños, y las llamadas más baratas, y alguien observó que cada vez se decían menos cosas importantes en ellas, así que los operadores telefónicos promovieron sin éxito las conversaciones trascendentales.
La gente tenía demasiadas otras cosas en las que pensar.
Las pantallas de televisión se hacían más grandes, así como el número de programas que criticar.
La distancias más cortas y los billetes más asequibles. Y los asientos más estrechos y el hilo musical un poco más estridente.
Y la prisa tiñó tanto los calendarios, y murió ahogado el último de los viajeros, intentando escapar de una clase vespertina de aquagym en la piscina del complejo hotelero en donde lo habían confundido con un turista.
Y se inventó un radio despertador que hacía levantarse de un buen humor tan insoportable que el resto de la gente corría el riesgo de padecer una depresión si no lo compraba también.
Y al directivo de la multinacional de automoción que en un inaudito ataque de lucidez propuso dejar de llamar ecológico a un coche que simplemente contaminaba un poco menos lo jubilaron anticipadamente. Cuando en un viaje del Inserso-para-directivos descubrió que los chinos de China de  no comían cerdo agridulce ni bolas de pollo frito decidió abrir una cadena restaurantes orientales en todo el país, con un éxito empresarial sin precedentes. 

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