31 mayo 2008
Natur Memories
Luismi era un niño inadaptado pero bastante anodino. Ni corria, ni saltaba, ni chutaba ni dibujaba mejor que los demás. Y eso, en el colegio, supone un pasaporte directo a la mediocridad.
Tan sólo destacaba en algo, y era jugando al Natur Memory. Daba igual la cantidad de tarjetitas que dispusieras sobre la mesa, y el empeño con el que separaras las parejas. Luismi almacenaba de manera prodigiosa las correspondencias mientras sus ojos las seguian cada uno por su lado como si de un camaleón autista se tratara. Cebra con cebra, león con león. Como tiene que ser.
Pasaron los años y Lusmi no desarrolló ninguna otra habilidad. Sus pades no hacían más que gritarle que aprendiera un oficio y él se refugiaba en sus amadas tarjetitas. Nos hicimos mayores y perdimos el contacto.
Hace una semana me lo encontré en el aeropuerto, saliendo de la sala VIP. Vestía ropa muy cara y lucia un bronceado ciertamente antinatural. Se dedicaba a emparejar los calcetines de los famosos.
"Da igual que tengas todo el dinero del mundo, tarde o temprano tienes que doblar la colada y te enfrentas al dichoso dilema. El problema aumenta en la alta sociedad: cuando más rico eres, más calcetines tienes. Los famosos necesitan un asesor para cada parcela de su vida. Desde que Tom y Brad me escogieron para ordenar su ropa interior, mi teléfono no paró de sonar".
De Luismi podemos aprender muchas cosas, pero de todas yo me quedo con esta: si eres perseverante y consigues tus sueños, asegurate de encontrar a alguien que te empareje los calcetines.
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