26 enero 2011
P R N D
La pendiente marcaba el camino, escogíamos siempre la dirección que no obligara a encender el motor. Escuchábamos música sencilla, veíamos películas que acababan bien y sólo teníamos conversaciones que pudiéramos mantener dormidos. Lo malo de depender de la orografía es que ya no se puede avanzar más cuando se llega al nivel del mar. Y eso puede quedar aún muy lejos de la playa.
Así que, pensandolo bien, me alegro de que bajáramos y siguiéramos a pie.
Campo a través.
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6 comentarios:
¡QUE NO ME MENOSPRECIE LA OROGENIA SUBMARINA, LEÑE!
(muy bonito post, y sobre todo transmite un buen rollo envidiable)
Mks.
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