07 septiembre 2006

El silencio, las cucarachas y los Autoproclamados Reyes del Mundo

Las famosas Zonas Acusticas Saturadas (cuyo acrónimo parece un puñetazo de los que lanzaba el único Batman que valía la pena, el yeyé amanerado de la licra gris) y las ordenanzas municipales que conllevan me parecen perfectas.

Pero lo que yo defiendo es el derecho al silencio donde no hay nadie, sólo pájaros y cucarachas. Es en esos sitios semi desiertos, donde uno se puede sentar en el suelo a ver qué suena la nada, donde más duele que venga alguien a joderte el momento. La nada no suena a habitación insonorizada. No es gomaespuma y doble cristal. Es cuando el cielo está tan abierto y el horizonte tan plano que no suena ni el viento porque no tiene nada con lo que rozar.
Esas cosas se valoran en el mismo instante en que se pierden.

Los berridos del grupito de adonis italianos - que perdidos buscaban toalla en mano la cala más chanante de la isla- reverberaron y contaminaron un momento que no era de ellos. Era de los pájaros y de las cucarachas. Y era también un poco mío.
Pensando en ello, no deja de ser sintomático que el energúmeno que encaramado a la proa del Titanic se autoproclamó a gritos rey del mundo se apellidara DiCaprio.
La naturaleza tendría que tomar cartas en el asunto, acotar sus propias ZAS y fulminar con un rayo a todo aquel que profanara esas zonas protejidas. ¡Zas!

Espero no ofender a ningún italiano, esto sólo va para para los ruidosos.
No sé... Alguno debe haber, que no lo sea. Fellini...Umberto Eco, tal vez. Debe haberlos a miles, lo que pasa es que obviamente no llaman la atención.
No se permite la entrada a Reyes del Mundo en este Parque Natural. Eso pondría yo, si señor.

El caso es que la anecdota me jodió, si no no estaría posteando sobre mis vacaciones semanas después de que estas terminaran.

O tal vez no me haya ocurrido nada interesante desde que volví. Tan aterrador como cierto.

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