31 marzo 2005
Entre Warhol y Capone
Visto en el telediario:
La cámara de seguridad de una sucursal bancaria graba a un peatón parandose frente a las puertas de cristal.
Se detiene a pensar dos segundos. Acto seguido se quita los zapatos, los pantalones y después lo calzoncillos. Conservando éstos, vuelve a vestirse de nuevo.
Practica dos perforaciones en la prenda íntima y se la pone en la cabeza a modo de antifaz.
Entra a la sucursal y comete un atraco.
Ignoro si la ilegal y antihigiénica empresa terminó en éxito o fracaso.
El caso es que este tipo de actos improvisados y contrarios a toda lógica siempre terminan despertando mi simpatía.
Cinismo total o desesperación absoluta. La belleza de lo improvisado, performance barriobajera.
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