23 junio 2010

Flotando atravesados

Nadie piensa en los finales cuando construye algo.


Los ingenieros de cohetes ahuyentan la idea de que el fruto de su trabajo va quedar un día muerto y obsoleto. Pero las baterías y el combustible tienen una caducidad. Y el día que esta llega, lo que antes era un moderno y útil satélite se convierte en una gigantesca bola de billar que orbita silenciosa y eternamente el planeta a once kilómetros por segundo sin nada que la detenga. A esas velocidades un simple tornillo traviesa cualquier material como un perdigón una hoja de papel.

Si dos de estos cuerpos de los miles que rodean el planeta en una madeja enrevesada se topan, ocurre una fabulosa colisión de destrucción mútua y garantizada. Y el problema queda multiplicado por la cantidad de miles de fragmentos que resultan del choque, que siguen recorriendo la órbita en varias direcciones y al mismo ritmo endiablado, sin nada que los detenga.
Cada día, miles de tornillos, arandelas y trocitos de microchip incrementan esta amenaza.

Hay quien dice que esta es una cadena que no se va a detener y que un día el sueño espacial terminará antes de haber podido empezar del todo, porque nos hemos envuelto en una alambrada letal de metralla en contínuo movimiento.

Una metáfora de nuestra  insólita capacidad de negar lo inevitable, y de minimizar las enormes consecuencias que los sucesos más pequeños pueden tener en determinadas circunstancias, por obra y gracia de las atracciones, de las inercias y de las faltas de resistencia.

15 junio 2010

Autofocus

A veces la cabeza te hace clicks extraños, parecidos a esos leves zumbidos y vibraciones que hacen las cámaras modernas cuando la presión de tu dedo les delata tu intención de fotografiar algo.
La única diferencia es que las cámaras, tan competentes,  suelen apañar un buen resultado y tu cabeza es bastante más imperfecta; hace los ajustes necesarios pero suele tomarse su tiempo.
Lo malo de dormir mal durante varios días es que no sabes si piensas raro por la falta de sueño o es la propia falta de sueño la que te hace pensar raro. Mientras ese ciclo perverso se realimenta, te esfuerzas por mantener al resto del mundo al margen de tus bioritmos desbocados. No quieres que sepan que dormitas en la cola del supermercado, y que matas horas de madrugada recostando en la baranda del balcón velando una tras otra las horas del sueño de tu barrio.
Porque sabes que tarde o temprano las cosas vuelven a estar en foco. Distingues el color verdadero de las cosas y recuperas la nitidez de las líneas y los contornos. Y entonces duermes.

10 junio 2010

Steven

La coleta de Steve está hecha un desastre. El escueto y negro el mechón de pelo engominado que antes presidía la retaguardia de esa enorme y angulosa cabeza cuelga ahora deshilachado. Su pelo está opaco y carente de brillo, como el pelaje de los gatos viejos y desahuciados que, sabiendose a punto de morir, dejan de asearselo a diario.
Su presencia corpulenta se ha transformado en una robustez oronda. Los trajes de raso con cuello Mao  que siempre le dió por llevar le confieren ahora un aspecto cómico, como de señora mayor arreglada para el bingo.

Debe ser bastante duro ser una estrella de cine de acción y envejecer no sabiendo ser otra cosa.
Yo que no soy muy asiduo al género siempre me pasmo cuando mi tele autonómica, fiel a su línea de estilo, me obsequia en un zapping fugaz con el último aspecto de los divos de la patada voladora, se apelliden Norris, Chan o Van Damme.
Dejando de lado lo preocupante de la falta de relevo generacional en este género (empieza a parecerme cruel que los hagan correr y saltar a esas edades) no puedo evitar empatizar y compadecer a esta gente que en lugar de desear tener veinte años menos decide tenerlos pero no hacerles caso.
Hay cierta elegancia quijotesca en esa actitud que me trae a la mente a las divas ajadas, a  Liz Taylor, a Bette Davis o a la misma Sara Montiel, sin ir más lejos. Una suerte de indolente y patético glamour entre trozos de cristal suspendidos en el aire a cámara lenta, algo que sin advertilo se han encontrado después de muchos años de no buscarlo.

03 junio 2010

Felicidades Fújur

Y gracias por darme el empujoncito para ponerme a recapitular un rato :)
Ahí van 139 páginas de incoherencias: Seis años de CQPNS